viernes, 23 de mayo de 2008

España Pa tí








Rastreo palabras buscando un camino de regreso, las hay como hojas caídas en el bosque ignoto de mi miedo. Palabras con brillo de diamante y otras oscuras que han caído desbarrancadas por el olvido. ¡Qué sensación ésta tan paradójica! Quisiera contarte lo bien que me ha ido, después de ti no hubo mejor mujer, supe resignarme.
Me casé con la tonta, mejor dicho, con quien no sospechaba de mis párpados cerrados cuando la hacía mía y ella me convertía en un ser extraterrestre, lejano, con un pulso diferente para vivir en su mundo acicalado.
He ascendido hasta la cima más extrema, aun allí, no dejé de recordarte. Eras mi brújula bella, la distancia exacta para no romper el delgado hilo que separa la vida de la muerte. Estos años creo haber vivido una muerte intensa solo por saberte en el país donde jamás pudiera nacer una mentira.
Cada palabra tuya aparecía tiempo después en las conversaciones más triviales.
Una vez un cura dijo que el amor es un ejercicio, donde si no sales sucio, es porque nunca has amado.
Otra vez, en un consultorio dental, una viejita advirtió que mis dedos eran de aquellos hombres que no saben quedarse con los tesoros. Ayer mismo, mi nieta jugando detalló a mi barba pinchando como un erizo cuando lo perseguían doce perros. Tus palabras estos años han reaparecido, pregunto si lograste ahogar mis labios en el mar del pasado. Desterrado del paraíso donde íbamos a fundar una raza, aunque mi mujer es buena hasta la enfermedad, no dejo de beberte cuando el whisky quema, mi memoria y tus pies resucitan del olvido. Jamás volví a ese bar, ni arriesgué buscarte en las páginas amarillas. Cuando sonaba una cumbia me miraba tras la cortina del recuerdo, bailando torpemente con la sudamericana esa que me leía los lunares y me hacia sudar antes de correrme vivo.” ¡Papacito lléname! ¡Sácame sangre! ¡Llévate mi dolor en el caudal de tu leche humeante! “
Tus palabras ambarinas eran la puerta del infierno, aun así, volvía disciplinadamente a escuchar que lo tuyo de ser puta no era por necesidad, mas bien que te gustaban los hombres. “Debiera haber el día de Santa Pinga o del Cíclope Cabezón…” Te gustaban los besos en la boca, ser tratada como una señora. En tu país nunca pasaste necesidad, te habías enamorado, tú y tu mamá, de Jorge Mistral. Venirte a España era acostarte con él disfrazado de mil oficios. Los bares de carretera en ese entonces ni siquiera llegaban a ser puticlub, tú y tu caminar de ocelote llenaban mi vida de estudiante provinciano. Aunque eso era un burdel, para mi, era la catedral donde Dios aparecía al fondo mismo de tus piernas.
No sabes cuanto te he sufrido estos años, ¡Mi negrita! ¡Mi mulata diferida! Cualquier hombre para ti era la piedra con quien rompías el vitral de la santidad .Los hombres y sus sudores te hacían “La Reina de España”. En tus cartas pedías disculpas por las faltas de ortografía a tu mamá querida, decías que harías cine como Carmen Sevilla. De cariño te decían “La Marisol” aunque estuvieras teñida.
Tus pezones duros me comían, tu sabor a arroz blanco flotaba en mis encías, los cabellos de mi piel electrizados quedaban en tu camita sucia, en el sabor de tu universo canela… ambrosía.
Te quise tanto, nunca encontré el final de esa aventura. Me hice doctor en medicina. Estos años examinando mujeres, rearmando tu silueta como un psicópata, jamás reapareciste del ayer, cual milagro. Jurabas que antes de quererme a mi, te hubieras quedado con tu guerrillero miedoso, allá en tus cordilleras. Para ti, yo solo tenia el valor de los caracoles llenándote de baba todo el cuerpo, era un españolito de mierda marcado por Franco eternamente. Nunca pude pagar tus horas empleadas. Cuando nos despedíamos pedías medias de nylon y un perfume horrible de Myrurgia. Esas madrugadas regresaba caminando triste, aturdido por la carretera. Oliendo a ti, a jabón Lagarto, a tu rabia contenida desde que el cabrón de Colón llegó a tus islas.
Te juro, quise casarme contigo, dar la cara, decirle a mis padres haber encontrado a la mujer de mi vida .Presumirle a mi hermano que me habías comido lo incomible, tocándome el timbre justo en el momento de la explosión. Gritarles a mis titas el terrible amargor de su soltería. Fui cobarde hasta la misma médula dejándote justo el día que te regalé una maleta .No te denuncié cuando robaste mi anillo de promoción, mi reloj de oro y el prendedor del abuelo. No supe llorar, debiera haberlo hecho, odié a los “sudacas” hasta el final de mis alegrías, haciéndome de derechas, guareciéndome en una insólita y profunda madriguera. Ahora rebusco palabras tratando no olvidarme de quien pude ser. Mientras, el espejo se llena de mí y de mi mujer, como dos floreros de un culebron, dos suplentes condenados a esta habitación.

Richard Villalón
Sevilla, Miércoles, 21 de mayo de 2008
correo@richardvillalon.com

viernes, 9 de mayo de 2008

Rocío, Blanca Paloma y Pentecostés, son sinónimos


“A finales de marzo de este año saltaba la alarma ante la misteriosa desaparición de abejas que habían dejado el 25% de los enjambres en 24 estados de EE.UU. A la noticia se han sumado las numerosas denuncias a las autoridades de países europeos como Polonia, Grecia, Italia, España, Portugal y Reino Unido por parte de los apicultores anunciando el mismo problema. ¿Qué esta pasando con las abejas?...”


Una vez atravesado “El Quema” las ambulancias y la Guardia Civil quedaron perplejas al encontrar las carretas intactas, las hogueras encendidas, ninguna huella. Los helicópteros buscaban infructuosamente y aún los telediarios no tenían autorizado decir nada. No vaya ser cundiera una alarma social y se le dé a los ciudadanos por asaltar ciudades, asegurando el fin del mundo.
¿Qué podía haber pasado? “Aún está por confirmar la Hermandad desaparecida”.Serían trescientas personas sin paradero conocido. Gente ataviada con sus trajes, llenas de risas y chanzas propias del peregrinaje Rociero. Fieles con una serie de promesas por saldar ante la Blanca Paloma.

Juan tuvo esa sensación dejada por las ensaladillas en mal estado, miró a Rocío, su mujer, y le aseguró que Lola nunca había sabido cocinar y mucho menos congelar las cosas para que no se descompusieran. Claro ¿Rocío qué iba a decir de su hermana?, la pobre, divorciada a los 32 años, sin hijos con un sueldo de maestra manteniendo al sinvergüenza ese que había demostrado maltrato mental. Al final el pueblo se quedó calladito, sabían que en esa casa quien pegaba era ella y todo cerdo o cerda tiene su San Martín. Juan fué el primero en reconocer que después de aquel gran ruido tras atravesar el vado del río, algo había cambiado. Él se sentía medio vivo y medio muerto. Él fue el primero en darse cuenta que le habían robado su sombra.

Carmelita de repente encontró a Encarna y se puso a contar en regresiva el número de cervezas y finos ingeridos. “Que piripi estoy, veo gente que hace años no veía”, se dijo para sus adentros. “Niña que bien estas, anda que para ser tres años, nadie sospecharía que estas muerta. ¿Que coño ha pasado? ¿Te sigues haciendo las mechas? ¿Supiste al fin con quien te engañaba el Antonio?”

Recuerdo a Pepa siempre trabajando callada, siempre haciendo manualidades, siempre guapa y lo rara que resultó su muerte. Anda que morirse en Semana Santa dejando a todos callados e interrogados, cuando por salud mental, su madre decidió quemar la carta de su suicidio. ¿La Pepa se iría virgen a los cielos? Que raro, hace tres horas que en vez de caminar, voy flotando ¿Será la tensión? Que extraño miran, ¡ultimo Rocío que vengo de invitada a esta Hermandad! Nadie me habla y pasan de mi.¿Me habré muerto? ¿Por eso habré saludado a La Pepa sabiéndola difunta?

Miguel no supo que decir cuando al mojarse los pies y en medio de esa lúgubre ventolera apareció su mujer. “Niño, ¿sigues teniendo ese insoportable olor de pies? Ja Ja Ja, sus risas ahogaron su asombro y Miguel Ángel la abrazó como nunca lo había hecho en vida .Los dos supieron todas las palabras que faltaron antes que ella quedase en la mesa de operaciones, ahora todas esas palabras pronunciadas con ese silencio cortísimo se habían soltado cual palomas. Los dos entre el gentío confundido solo alcanzaron a decir si el gato seguía meándose en los arriates. Miguel Ángel y Lupe tuvieron la seguridad del milagro. Estaban otra vez juntos, no sabiendo en que mundo, pero juntos.
Juan María cuando regresó al caballo se encontró con Mateo, su Mateo. Mirándose embobados, un olor a pino y a marismas los hizo quedarse quietos y acercarse como en los culebrones y besarse tanto, tanto, que ninguna felicidad del mundo hubiera tenido mejor talla que esta estrenada por esos dos amantes secretos, eternos. Mateo se había muerto pensando que 40 años de compadres, de amigos y de burdeles nunca habían confundido su manera de ser hombres amadores de otros hombres (gay como se dice ahora) ninguna de sus mujeres podría haber sospechado que a ellos los unían unos sueños sucios, pero propios. Sus hijos bautizados fueron los hijos que nunca hubieran podido tener sin la ayuda de sus parientas....
Pepe reconoció que Amalia nunca supo, ni aprendió a quererlo. Su abnegación hacia sus hijos todos estos años de viudo, fue su escudo protector. Nadie sospechó una estricnina tan efectiva, sus amigos coincidieron en asegurar que cualquiera parto, luego de los 42 años, era sumamente peligroso.
“So puta, ¿Cómo hubiéramos hecho, tu trayendo al mundo a un niño chino? Tanto ir y venir de asistenta social te tomaste en serio, hasta el puto fondo, tu personaje de señora caritativa. Preñándote del piltrafilla ese del chino que trabajaba en Coria, en la fabrica de arroz, como todo chino. ¿Que me vienes a reclamar? Te libré de la vergüenza de aclarar ante las vecinas, cuando tu niño anduviera pidiendo rollitos de primavera. Ahora hablándolo ¿Me perdonas? Te he extrañado como una fiera, estos años se me han hecho siglos. No he tocado a ninguna mujer, ni siquiera en el puticlub de Espartinas. Algunos creen en mi soledad como el hueco de tu amor. La verdad es que siempre te he querido. Mi rabia nunca te venció. Mi soledad, mi vergüenza, me han comido noches infinitas temiendo que nuestros hijos descubrieran en su casa a un padre asesino...”
¡Extraño caso de desaparición masiva en el Rocío! Las autoridades creen en un secuestro colectivo. Otros creen en una fuga masiva, el 90 % de los desaparecidos habían pedido préstamos a las Cajas y a los bancos para llegar a la peregrinación anual.
Unos dicen que la Virgen este año ha llorado sangre, los más malvados aseguran que sus lágrimas son de risa. La han vendado de la mandíbula para abajo, porque no deja de reír desde hace tres días.
En las arenas hay escrita la palabra “milagro” trescientas veces repetidas…

Richard Villalón