El telediario trae imágenes del terremoto en Italia. Recuerdo varios terremotos en mi vida y me veo agazapado en un parque del Distrito Federal en México, esperando reconocer los cadáveres de unos amigos en el Estadio Azteca. La confusión es una marca imborrable. Estos días el terremoto de Italia me ha sobrepasado. Tengo miedo que la tierra se vuelva a mover estrepitosamente, terriblemente, con saña. De repente en la pantalla sale una mujer peruana gritando:” Lo que le están haciendo al “Chino” es una de esas cosas políticas. Él es un buen hombre, ayudó al Perú a salir de su crisis”. Inmediatamente me asaltan los ojitos feroces del “Chino Fujimori” casi pisando la cabeza de un guerrillero, cuando liberó una serie de rehenes dentro de la embajada de Japón en Lima. Esos años quería volver al Perú, un amigo escritor me aconsejó, si le caía bien al “Chino”, a lo mejor me ponía las botas como se la estaban poniendo Susana Baca y Eva Ayllón (esto realmente espero sea otra leyenda). Reflexioné muchas madrugadas insomnes. En Lima, mi familia escéptica, me recomendó comiera un cebiche y escuchara a los Embajadores Criollos, tres veces al día, pero de volver “nanay”.
Años antes, representando a México en la Feria Universal Expo-Sevilla 92 unos “pitucos” peruanos preguntaban por qué representaba a otro país como cantante y entusiasmados alababan al “Chino”, había mejorado el Perú. Incluso insinuaban, culpando al Congreso, que ponía impedimentos a la labor del señor Fujimori.
El día del ensayo general de mi concierto por México vinieron un grupo de periodistas preguntando si estaba de acuerdo con el “autogolpe” .Esa triquiñuela sonó igual a un niño caprichoso pegándose en la cara hasta ponerse rojo y justificar fiebre. Auto inflingirse algo es un arma peligrosa, mentalmente desequilibrada.
Luego “El Chino” aparecía en los periódicos del mundo como una especie de sastrecillo valiente, duendecillo excéntrico, leyendo malamente algo escrito por otra persona.
Releo noticias, conjeturas y ese raro premio acerca de que si somos el primer país Latinoamericano haciendo cumplir crímenes a un dictador. Suena ese triunfo como un gol de la Selección Nacional peruana “jugando como nunca, perdiendo como siempre”. Sospecho si los ciudadanos hacemos el inventario de por qué un señor así fue votado como presidente. Cómo lo instalamos en la silla de Pizarro cuando su capricho nacionalista quería eternizarse en el poder. Me vienen en procesión Pinochet, los Militares Argentinos, Velasco Alvarado, Hugo Stroessner, Morales Bermúdez, Fidel Castro…, tiranuelos en un espacio delicado del tiempo, sin ir más lejos ahora mismo, Hugo Chávez a la pantalla.
Los que nos hemos ido tenemos pocos derechos, en eso coincidimos con los muertos. Las matanzas y la violencia, Abimael Guzmán y sus secuaces, Laura Botto y su carroña… Ese circo espectral debiera ser analizado para evitar su siniestra repetición. Ese seria un acto de contricción nacional ¿Por qué existieron?
Si, lo han juzgado. Él, “chocho” sigue escribiendo en su papelito de estudiante “chancón”. Mañana usara eso mismo para defenderse, eso es lo simbólico de su existencia, su certidumbre de no haber hecho nada malo. Él sabe, hay alguien que gritará su nombre en las calles de Lima. Las manifestaciones populares y orquestadas lo defenderán del curso de la historia. Él quería solo el bien en su Perú imaginado. En el congreso ha dejado una hija como una maldición futura para los pobres peruanos.
¿Quienes pusieron “Al Chino” a dirigir todo eso? ¿Quién le rió sus primeros chistes, sus primeros rasgos de dictadorzuelo? La señora exaltada y furibunda seguramente es una de las que creen que el “Chino” nos salvó de algo.
¿No sería bueno juntar al “Chino” y Abimael frente a frente, dejarlos solos hablando de sus cuitas y las traiciones que los han empujado al calabozo?
¿Sería de justicia revisar fortunas de los ahora justicieros? ¿Analizar el brillo en sus ojos vengativos? Los patriotas esos exigen desde los juzgados una justicia ejemplarizante. ¿Revancha camuflada?
¿Sería bueno inculpar a los artistas títeres del régimen? ¿A los beneficiarios indirectos?, ¿A los cónsules de las embajadas? ¿A los señores narcotraficantes?.
¿A los medios de comunicación peruana durante su mandato?. “El Chino” es la cabeza del iceberg, ¿Y el resto? ¿Hay más nombres para ser juzgados? ¿Hay solidez moral para asegurar limpieza y santidad?
Me estoy poniendo de “pinchaglobos”, reconforta saber que la justicia aunque tarde ha llegado.
“Fujimori, que gobernó autoritariamente Perú durante una década (1990-2000), fue acusado de homicidio, desaparición forzada y lesiones graves por las matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), cometidas por un escuadrón de aniquilamiento del ejército, quién acusó a las víctimas de ser terroristas. Además fue acusado por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti, y del empresario Samuel Dyer, en 1992.”
Es un triunfo ético hallar justicia y equidad. Ninguna muerte tiene justificante antes o después, nadie devuelve nada .Lo importante es que nunca vuelva a suceder.
¿Y la muerte interior, el exilio forzado de tantos peruanos vagando por las calles europeas? ¿Y la muerte civil de desaparecer tras el espejismo de mejorar? Salir del país empujado por la barbarie endemoniada gracias a la ambición personal de nuestros líderes ¿Quién juzgara todo aquello? ¿A quién sentaremos en el banquillo?
Nos han quitado los panes cotidianos, la cercanía de la amistad, los periódicos .Nos han matado sueños esos señores cuyo populismo los hace amados e idolatrados por ciertos sectores pauperizados. Nos han robado la certidumbre de ser peruanos. Han sembrado la duda nefasta si vale la pena representar a un país lleno de tanto sátrapa, tanto arribista, tanto blanquiñoso criollo. Tanto zambo disfrazado, tanto cholo enajenado, tanto negro sensualizado, tanto chino amable e invisible, tanto nisei sublimado.
Nos han condenado a ser fantasmitas. A revisar desorientados nuestro curriculum personal, sentirnos hijos renegados y malditos por su propia madre.
El terremoto Alberto Fujimori del Perú llevara años en averiguar la cantidad exacta de muertos bajo sus ruinas .Lo siento, no me recrea ver a un señor con anteojitos, senil y desbaratado como blanco de un escarnio edulcolorado e hipócrita. No me devuelve nada saber que la justicia ha llegado por fin. Mi parte íntima de peruano se pregunta si esto mismo no será otra cortina de humo y en realidad, lo peor aun no ha llegado.
Richard Villalón
Sevilla, Viernes Santo, 10 de abril de 2009
www.richardvillalon.com
Años antes, representando a México en la Feria Universal Expo-Sevilla 92 unos “pitucos” peruanos preguntaban por qué representaba a otro país como cantante y entusiasmados alababan al “Chino”, había mejorado el Perú. Incluso insinuaban, culpando al Congreso, que ponía impedimentos a la labor del señor Fujimori.
El día del ensayo general de mi concierto por México vinieron un grupo de periodistas preguntando si estaba de acuerdo con el “autogolpe” .Esa triquiñuela sonó igual a un niño caprichoso pegándose en la cara hasta ponerse rojo y justificar fiebre. Auto inflingirse algo es un arma peligrosa, mentalmente desequilibrada.
Luego “El Chino” aparecía en los periódicos del mundo como una especie de sastrecillo valiente, duendecillo excéntrico, leyendo malamente algo escrito por otra persona.
Releo noticias, conjeturas y ese raro premio acerca de que si somos el primer país Latinoamericano haciendo cumplir crímenes a un dictador. Suena ese triunfo como un gol de la Selección Nacional peruana “jugando como nunca, perdiendo como siempre”. Sospecho si los ciudadanos hacemos el inventario de por qué un señor así fue votado como presidente. Cómo lo instalamos en la silla de Pizarro cuando su capricho nacionalista quería eternizarse en el poder. Me vienen en procesión Pinochet, los Militares Argentinos, Velasco Alvarado, Hugo Stroessner, Morales Bermúdez, Fidel Castro…, tiranuelos en un espacio delicado del tiempo, sin ir más lejos ahora mismo, Hugo Chávez a la pantalla.
Los que nos hemos ido tenemos pocos derechos, en eso coincidimos con los muertos. Las matanzas y la violencia, Abimael Guzmán y sus secuaces, Laura Botto y su carroña… Ese circo espectral debiera ser analizado para evitar su siniestra repetición. Ese seria un acto de contricción nacional ¿Por qué existieron?
Si, lo han juzgado. Él, “chocho” sigue escribiendo en su papelito de estudiante “chancón”. Mañana usara eso mismo para defenderse, eso es lo simbólico de su existencia, su certidumbre de no haber hecho nada malo. Él sabe, hay alguien que gritará su nombre en las calles de Lima. Las manifestaciones populares y orquestadas lo defenderán del curso de la historia. Él quería solo el bien en su Perú imaginado. En el congreso ha dejado una hija como una maldición futura para los pobres peruanos.
¿Quienes pusieron “Al Chino” a dirigir todo eso? ¿Quién le rió sus primeros chistes, sus primeros rasgos de dictadorzuelo? La señora exaltada y furibunda seguramente es una de las que creen que el “Chino” nos salvó de algo.
¿No sería bueno juntar al “Chino” y Abimael frente a frente, dejarlos solos hablando de sus cuitas y las traiciones que los han empujado al calabozo?
¿Sería de justicia revisar fortunas de los ahora justicieros? ¿Analizar el brillo en sus ojos vengativos? Los patriotas esos exigen desde los juzgados una justicia ejemplarizante. ¿Revancha camuflada?
¿Sería bueno inculpar a los artistas títeres del régimen? ¿A los beneficiarios indirectos?, ¿A los cónsules de las embajadas? ¿A los señores narcotraficantes?.
¿A los medios de comunicación peruana durante su mandato?. “El Chino” es la cabeza del iceberg, ¿Y el resto? ¿Hay más nombres para ser juzgados? ¿Hay solidez moral para asegurar limpieza y santidad?
Me estoy poniendo de “pinchaglobos”, reconforta saber que la justicia aunque tarde ha llegado.
“Fujimori, que gobernó autoritariamente Perú durante una década (1990-2000), fue acusado de homicidio, desaparición forzada y lesiones graves por las matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), cometidas por un escuadrón de aniquilamiento del ejército, quién acusó a las víctimas de ser terroristas. Además fue acusado por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti, y del empresario Samuel Dyer, en 1992.”
Es un triunfo ético hallar justicia y equidad. Ninguna muerte tiene justificante antes o después, nadie devuelve nada .Lo importante es que nunca vuelva a suceder.
¿Y la muerte interior, el exilio forzado de tantos peruanos vagando por las calles europeas? ¿Y la muerte civil de desaparecer tras el espejismo de mejorar? Salir del país empujado por la barbarie endemoniada gracias a la ambición personal de nuestros líderes ¿Quién juzgara todo aquello? ¿A quién sentaremos en el banquillo?
Nos han quitado los panes cotidianos, la cercanía de la amistad, los periódicos .Nos han matado sueños esos señores cuyo populismo los hace amados e idolatrados por ciertos sectores pauperizados. Nos han robado la certidumbre de ser peruanos. Han sembrado la duda nefasta si vale la pena representar a un país lleno de tanto sátrapa, tanto arribista, tanto blanquiñoso criollo. Tanto zambo disfrazado, tanto cholo enajenado, tanto negro sensualizado, tanto chino amable e invisible, tanto nisei sublimado.
Nos han condenado a ser fantasmitas. A revisar desorientados nuestro curriculum personal, sentirnos hijos renegados y malditos por su propia madre.
El terremoto Alberto Fujimori del Perú llevara años en averiguar la cantidad exacta de muertos bajo sus ruinas .Lo siento, no me recrea ver a un señor con anteojitos, senil y desbaratado como blanco de un escarnio edulcolorado e hipócrita. No me devuelve nada saber que la justicia ha llegado por fin. Mi parte íntima de peruano se pregunta si esto mismo no será otra cortina de humo y en realidad, lo peor aun no ha llegado.
Richard Villalón
Sevilla, Viernes Santo, 10 de abril de 2009
www.richardvillalon.com