¡Tocando
C...ajones!
Cada vez que leo algo relacionado a firmas de apoyo en
el Facebook, me impactan las sinuosas formas de cierta solidaridad humana. Un supuesto perfil de bondad asoma por ventanas innumerables, sin embargo
es inevitable, lo virtual carga una despiadada mueca de cinismo. Una firmita no
cuesta. La realidad queda demostrada, por ese medio, nadie ha conseguido los
dos mil euros para librarse de un
desahucio. Ningún medico se ha dejado convencer dejando de cobrar por una
complicadísima operación. Nadie ha sacrificado nada especial por alguien a quien solo conoce en su lista de amigos de
Facebook.
Esto lo digo reflexionando acerca de una petición de
firmas proveniente de mi adorado Perú.
Requieren firmas para designar el día del Cajón Peruano con el mismo día del nacimiento de un
vástago agraciado por la coincidencia de
pertenecer a la inmemorial familia Santa Cruz.
Aclaro con profunda tristeza que este amigo ha
muerto joven, guapo y gozando de los privilegios que un apellido distinguido
sabe dar. Aquí en Sevilla conozco a varios vástagos cuya profesión y vocación combinan
en ser hijo de, sobrino de o algo de…. No creo que Rafael coincida con
esta comparación, pero la experiencia
cercana me ha hecho recapacitar.
Desgraciadamente
el destino parece castigar a los genios dándoles hijos sin ingenio.
Maniquíes para portar las medallas de sus familiares, engreídos y con una culpa
que a diario les hace asegurar que siendo hijo de o nieto de, las puertas son obstinadamente
más difíciles de cruzar. Eso es falso.
Eso me repatea. No es lo mismo tener en tu casa los
fines de semana o en las fiestas privadas familiares a los directivos de las
instituciones culturales, a los mandamases y en medio de la fiesta escuchen y
vean hacer la gracia del niño de la casa .Esos mismos señores
llenos de comida, trago y alegría se enternecen enterándose acerca del
eco de sombras que proyecta un genio
sobre su estirpe. La conmiseración es una varita mágica para llegar al fondo de
alguien sin escalas. Por supuesto lograr
que esas inexpugnables puertas sean abiertas con la llave de la prebenda y la
amistad aprovechada.
A los demás mortales nos toca esperar y esperar, maltratados por zafias secretarias.
Jodidos por reconocer así tristemente, la existencia del paraíso a través del
interminable infierno que resulta acertar entre lo que uno produce y la
institución cultural o el empresario requiere.
Sintetizando. Conozco mucha gente que trabaja en la
percusión en Perú, he trabajado con los mejores y de eso no hay duda. Amo rotundamente
a los Santa Cruz, espero que esta idea no haya partido de ellos mismos, quienes siempre han
trabajado con dignidad y meticulosidad a la hora de rescatar una buena parte del folklore general del
Perú.
Supongo más bien que son los asnos que pululan a su alrededor,
ese mundo de cortesanos, “ayayeros” profesionales, perniciosos, sospechosos
talentos en ciernes. Los que en su afán de ser alguien, se abocan a esa carrera
de hacer de la nada un todo, para así tener su ráfaga de luz sobre sus
incontinentes vidas grises.
Me han pedido la firma, me gustaría más bien que en
vez de exigir esa superficial coincidencia forzada con el día del cumpleaños de Rafael Santa Cruz, la firma fuera para lograr
la seguridad social de los artistas peruanos. El cajón ya tiene inevitablemente un lugar en el corazón del Perú y del mundo .Si
fuéramos equitativos y menos huachafos, buscaríamos
más bien un día de la Negritud en Perú. Algo que celebre la supervivencia a la
esclavitud antes y en tiempos de Ramón Castilla,
lo que vino después...El racismo
negativo por años y ahora mismo el racismo positivo.
Por lo que veo parece que los negritos peruanos ahora son del Bronx, más que bailarines,
son raperos atildados comprometidos con una dudosa estética que rechina en las calles de la Victoria o del
Callao. Eso de “ponga un negrito en su mesa” me suena terrible. La tolerancia
es una manera hipócrita de la compasión.
Cuando no se hable de negritos, de haber tenido quince días a una ministra
negra o de mover tu cucú como un acto democrático, allí la sociedad peruana habrá dado un paso adelante.
Busquemos normalización, no señalización caritativa.
Es imprescindible
buscar firmas más bien para crear una ayuda social a los artistas.
Hagamos algo contundente y eficaz para desterrar la cursilería,
el oportunismo y la sensación de ser alguien por el solo hecho de estar
presente, reclamando rúbricas y cojudeces.
El olvido, las modas, el fracaso y la edad son
quienes matan inevitablemente a tanto artista trabajador del arte en sus
variadas facetas. Aquellos trabajadores deambulando madrugadas, comiendo mal,
vistiéndose de prestado estos largos años donde la canción peruana ha iluminado
la pasión y el soundtrack sentimental de
los peruanos
Yo no firmo,
déjense ya de tocar los C…ajones y manos a la obra con respecto a recuperar dignidad
para los artistas peruanos.
Richard Villalón
Sevilla domingo, 05 de abril de 2015