Algunas madrugadas vienen las palabras, mirándote desde el filo
brumoso de la cama, asomadas como gatos intentando jugar contigo. Uno lleno de
ansiedad e insomnio, de repente, se
encuentra exhausto, trabajando ciego, aplazando las leyes que desigualan
al mundo. Es necesario, en esta España llena de corruptos, belicosos,
independentistas, pasivos violentos, patrullas disfrazadas en general, haya algo regalando la esperanza de contar
con alguien, reconocer la confianza como algo para ganarlo. Nadie puede estar prescrito habiendo
errado en su ejercicio de no traicionarse.
Estoy en contra de lo imposible por solucionar, nunca
está demás hacer saber al mundo los desastres cotidianos, enarbolando nada más
que la verdad. Me aterra el victimismo, es una muerte civil. Como también resultan
insoportables esas historias con fotos idílicas, viajes a pagar en 36 meses,
señoras memoriosas afirmando un mundo divido
entre buenas y malos.
Esta madrugada surgió una palabra y dije : ¿Y…si
lo cuento?
Llevo casi dos años buscando casa. Para la mayoría
de gente de las redes, “los enredados”, ha pasado desapercibido. Dando vueltas frente
a mi muro, recopilando lo hermoso de lo expuesto, hago inventario: Mucha
poesía, música, eventos donde los artistas vivan de su arte. Avancen, vistan multicolor
alegría, sin photoshop. De cuando en cuando aparece la desesperación de un cartel
explicando mi necesidad. Nadie de nada o nada de nadie…contestando.
Hace casi dos años pongo un anuncio, la respuesta
han sido preguntas. Si estoy en la ruina, si me he divorciado, si mis amigos me
han abandonado, si vivo así por haberme venido a España en pleno apogeo de mi
carrera. ¿Por qué no me vuelvo a mi país? .España está difícilmente dañada entre
todos, una farisea inmobiliaria es la
respuesta, como todo lo que pasa aquí, un listo destajando cruel, comiéndose
vivo, a aquel animal aun moribundo.
Dada mi condición de artista independiente ha sido
imposible llegar a acuerdos comerciales. Muchos papeles, mucho dinero, esa
sensación ácida de no ser entendido. Allí es donde radica la soledad, la
soledad no es estar solo, sino más bien rodeado de gente sin intentar
entenderte.
Somos un actor y un músico, casados gay,
extranjero uno, ambos contestatarios. Dos talentos demostrando por años, su
valía poética, profética, estética y
política. Estos datos no son una buena piel para este mundo de ovejas y lameculos.
Si eso lo sumo a esa extraña manera de vivir del andaluz
de pro, nos convierte por regla en sospechosos, perniciosos, catalogados con un marco claramente supersticioso. Viviendo
en una alerta constante “un no parar, un sin vivir”. Una caseta de Feria en
Abril, una procesión solemne plagada de “cosmopaletos”, mantillas, una tarde de
toros es el mejor gráfico para comprobarlo. Aquí mientras seas turista, la risa
son árboles de un falso vergel, la cobertura existe pero el móvil está alejado
de la verdadera hospitalidad.
Estos años diariamente
he vivido enfrentándome a eso, a la
risita pequeña, chistes de mariquitas, a eufemismos xenófobos, a burlitas circulares como ondas
en las aguas en este glorioso Guadalquivir. Un pésimo maquillaje de modernidad,
de aceptación o normalización domesticada.
El corto significado y respeto moral hacia los que asumen ser gay, de
izquierdas y desprejuiciado, en el mejor de los sentidos.
Ese ha sido el recorrido doloroso de esta vida
escogida. No me dejan cantar en este lugar. Desde las autoridades culturales,
hasta los mercenarios de los teatros de alquiler. No hago sevillanas, flamenco,
ni jazz. El canal autonómico de televisión es el guardián de lo cutre, lo
inútil y las execrables demostraciones
de nacionalismo rancio.
Mi trabajo recorre Europa, menos aquí.
Las televisaciones quieren copla. Los bares ,
amigos borrachos para llenar la caja .Los artistas tenemos que cantar para
publicitarnos en sitios con mecánicas sórdidas, donde nadie importante recala y
si pasa, estará borracho tratando de olvidar quien es en ese momento, y lo duro
que se le hará seguir siendo él mismo al día siguiente. Incluso hay dueños de
bares congratulándose de salvar una cultura, cuando lo que salvan es una
factura y bien gracias…
¡A tomar por culo el Arte!
Aun así no he perdido confianza, he ganado una
imagen seria y legal, hay pocas gentes que puedan afirmar lo contrario. Soy
respetable, a quien no le gusto prefiero despertarle temor. Algo se aprende:
“Donde fueras, haz lo que vieras”
Ahora busco casa urgente, escribo esto atacado por
un sentimiento profundo de indefensión. Busco gente buena, sensible y atrevida,
para ayudarnos a evitar llegar más al fondo. Gente analizando nuestra valía
.Tenemos suficiente valor como para sobrevivir a pesar de las circunstancias
políticas, económicas y sociales. Está claro, sin cadena, no existe la fuerza.
Ahora mismo habrá más de uno afirmando colérico
que los españoles están pasando por eso mismo. Ningún humano es superior en la lista
de la prioridad. Nadie estando peor, mejora
la condición real de nadie. Si salvas a uno, salvas a la Humanidad .Nunca
pensé escribir esto, si he llegado a esta confesión es por necesidad de
salvarme. Lejos de la vergüenza, con dignidad.
Si tienes una casa
por favor llámame, podemos hacer una cadena, ayudarnos prácticamente. No hablo
de caridad, ni paternalismo chovinista. Hablo de servirnos. Desde estas líneas
llamo a los exquisitos, a los ricos del alma, a los bienaventurados escapados
de lo políticamente correcto establecido. A los mecenas, a quienes necesiten la
fortuna de cambiar ciertas reglas del juego.
Ayúdenme a no sentir este pavor cotidiano de
existir. Me niego a ser un animal en extinción. Los artistas jugamos un papel
importante en la felicidad del mundo. Un mundo sin arte es quien genera este
oscuro tiempo de corrupción, salvajismo acelerado, la falta extensa e intensa
del amor.
Richard
Villalón
Marzo
2018
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