jueves, 3 de diciembre de 2009

Richard Villalon Divino " A Cappella"



La lluvia moja las manchas del leopardo pero no se las quita.

Proverbio Africano

El sudor de esta noche aún me lleva. Ayer, madero en altamar, no presentía las luces de esta madrugada, las manos del público escuchando y el fuego que flotaba mientras caía o me elevaba en cada canción. Imposible callar. Canto y mi corazón asombrosamente se transforma en putita argentina, esa Francisca guardando dinero negro entre sus senos blancos, recorriendo los campos con sus cabellos de paja, su mirada de hollín…

El Teatro Salvador Távora es la cueva de las maravillas. Estoy exhausto, quiero seguir bogando los confines de esas miradas vidriosas. Cuando canté lo de Fernando Cabrera:” Te abracé en la noche con un abrazo desconocido…” una señora rompió su dolor como las aguas previas al parir. Las perlas de su collarcito cayeron brillantes, desparramadas, llegando hasta mis rodillas adoloridas de suplicar “no me dejes en la deriva del silencio…”

¿Cuántas manos en este momento estarán marcando nuestra desaparición? ¿Cuántos tornillos bailando sus danzas aciagas querrán callar a los diferentes? ¿Cuántas secretarias maquilladas hasta la desfiguración, sonreirán ante la desesperación de buscar respuestas? “El director está reunido…llame otro día ¿No has probado cantando en bodas, bautizos y comuniones? “ ¿Qué le vamos a hacer?

Ud. mismo mientras lee estas líneas y aplaude éxitos impuestos está dándome la sentencia de morir de a pocos. Lo correcto pondera la gloria del artista visible, nunca aparecen los perdidos en el camino. “No son todos los que están, ni están todos los que son”.

Tu piel brilla en la oscuridad de la cabina de luces, nadie sabe tu dirección teatral desde las sombras. Son quince años viviendo en Sevilla, sobreviviendo nuestra terrible pasión. Dos hombres casados buscando belleza, aun en las cumbres del propio miedo.

José María gracias por esta alegría, por las palabras coleccionadas y su sentido fantaseado, por los cuentos enseñados y los ases de tus mangas .Por los personajes pasados por nuestra casa. Algunos por nuestra misma cama cumpliendo su destino en el vertedero donde se reciclan.

Por tu comida de los días turbios, por el agua transformándose en vino, por los nuevos puntos cardinales inventados, por nuestra felicidad imantada. Por haber bailado con el diablo, por descubrirme la negativa espalda usada por Dios hacia lo gay.

Gracias porque mi cara aparezca llorando al lado de ese campanario solemne mientras: “el día que nací yo ¿qué planeta reinaría? “…rebalsa mis labios, ahoga desde dentro…

Compañero-marido maravilloso, has evitado el robo de mi sombra. Has logrado que ningún siniestro periodista me asuste diciéndome mi falta de disco y decida recluirme mil años en el silencio de los resignados. La música en los medios de comunicación es un negocio, “consigue para pagarte los anuncios”. Las páginas de espectáculos y cultura prefieren el ocio al pensamiento. En la radio contestan que no hay agendas de cultura porque están preparando un premio a los políticos que han asistido a una fiesta de disfraces.

John Conde se ha pintado el pelo, su boca seductora me lleva por la escalera sonora de su preciosa guitarra. Los técnicos del Teatro Salvador Távora son seres silenciosos, ángeles cuidadosos para que la canción flote serena a pesar de ciertas violencias del mensaje. ¿Estamos solos, los libres? Mientras canto baila la historia, a veces confundiendo la verdad. Pero la verdad tarda y al final, dispone.

Cantamos a mil calles de la casa presidencial, a dos mil leguas del próximo ganador de la bolsa, a menos de un kilómetro de cualquier alcalde corrupto. A un centímetro de los depredadores natos.

Estamos en el Polígono Hytasa y esta noche lluviosa la gente se acercó: “cantamos porque el rio está sonando y cuando el rio suena, sueña el rio. Cantamos porque el cruel no tiene nombre, en cambio tiene nombre su destino”

Estoy ahora lustrando el cristal de mi luz sempiterna, el limo del naufragio. Quitándome un bolero incrustado, una ranchera ha tatuado estas ojeras de seis noches sin dormir. No dejaré de pensarlos. Gracias.

Soy un cantante negado a las subvenciones, al ensordecedor giro de aplaudir señoras políticas. Soy un hombre viajero, estos últimos quince años he visto la vida a través de las paredes. Sevilla dama espejismo, España madre madrastra.

Divino y urbano, serio y burlón. Mi corazón rabo de lagartija, cuanto más se empeñan en cortarlo, más crece. Soy ese fantasma haciendo caer cucharas en las casa de los crueles. La extraña coincidencia ratificando que algo mejor está por llegar para cumplirse. El maestro de canto trasformando defectos en ciertas virtudes. Quien arranca egos donde deben crecer rosas

Es madrugada en Diciembre, un árbol de mandarina mira desde un vecino terreno baldío.

Cada primavera sus frutos resplandecientes caen inútiles, nadie los recoge. Su ternura potente no deja de embrujarme. ¿Será un presagio de lo sucedido?

Soy ese cantante a quien esta ciudad ha congelado la lengua. A quien los periodistas niegan una línea en sus textos. A quien ciertos intelectuales reducen bajo el peso de sus sospechas.

Paradójicamente ese a quien la gente va a ver todos los miércoles a pesar de la crisis, el futbol y las lluvias.

Soy un disidente indecente. Me niego a ser parte de ese método amable, presuntamente correcto.

Richard Villalón

Miércoles, 02 de diciembre de 2009