Mamá, en Lima se colará el frío del mar por la ventana, sobre
aquel cristal con tu perfil tatuado en la cortina, habrá pisadas de gentes cabalgando el
silencio violeta que tanto gustas dibujar…recordada mamá.
Desde Sevilla escribo hipnotizado. Hace años cuando te pienso,
mi corazón hace un tic tac desosegado. En
estos días es cuando recuerdo el sabor de tu arroz, la sinfonía in crescendo de
tu sal, tu alergia al “qué dirán”, la negación
precisa de tragarte aquella prescripción médica para ser feliz. Tu reino
inusitado de perros, coches, hombres cobardes, espectros con uniforme de militar
desertado.
Mamá Susana, lo brillante del oro no es su carne, ni toda
risa es garantía del verdadero regocijo. El amor es a la larga un secuestro
consentido. Lo he aprendido de Narciso,
mi gato, que se niega a veces a ser el hijo de un neurótico con recursos, un
malvado fallido, aprendiz de monstruo mal instruido. Un Virgo atroz que se corta la lengua con el sobre de papel cuando cierra una carta para despedir su piel.
Llevo pensándote, mamá .Tu mejor regalo no ha sido haberme
heredado tus piernas, el gusto amargo por los hombres bellos, el misterio de
odiar fervientemente cualquier simulacro.
Llevo mi cruz entre certezas y filias maquilladas, aunque
tengo que dejar esta casa, cualquier lugar será bueno para refundar mi imperio inacabable de brújulas, esdrújulas
vagabundas y amores gratuitos con precios desaforados.
Gracias por haberme dejado solo cuando tuve que elegir, por
tus aplausos cuando me supe matar. Por ese sentido práctico que tengo del dejar
hacer, dejar pasar…
Hoy en el Día de la Madre entérate: Te quiero.
Nunca sabremos si nos merecemos el uno al otro, pero ha sido
un gusto esta increíble y sorpresiva coincidencia. Me gusta pertenecerte, como
un lunar extraño, inusitado…
¡Que se jodan los tibios, los correctos, los predecibles, los
tullidos del alma…los impuestos!
Feliz Día.
Richard Villalón
Domingo, 14 de mayo de 2017