Richard Villalón…divino y urbano
TEATRO SALVADOR TÁVORA
Ciclo de Música Urbana
Los Miércoles del 4 de Nov. Hasta 16 de Diciembre 21Hs.
AVENIDA HYTASA 14 TEL. 954658818
http://www.richardvillaon.com/
La noche que vi ”Carmen “en un polígono industrial de Sevilla quedé hechizado ante la fortaleza del arte. En ese mismo recinto seguramente años atrás hacían tornillos o materiales para conformar las partes íntimas y estructurales de una ciudad desconocida. En esa nave hubo, entre los obreros que en ella trabajaban, conversaciones acerca de amores fallidos, de identidades cambiadas, de futbol, de políticas ilegibles, de iglesias rígidas, matrimonios y funerales. Entre esas paredes hablarían de pelotazos y agujeros negros en la nebulosa de una sociedad quebrada en sus repartos esenciales. Nadie imaginaria, pasados los años, que sobre ese mismo suelo bailarían flamenco, zapatearían exorcizando el dolor de vivir y un caballo blanco deslumbraría a los que cándidamente acudirían a ver esa incandescente “Carmen” de Salvador Távora.
Extasiado con el logro social de llevar al arte a lugares poco favorecidos, me puse a pensar ¿Y por qué no habrá un lugar así para crear una Casa de Canto popular? Esos lugares en América Latina donde pobres y ricos comparten música y poesía. Sitios legendarios gestores de grandes alianzas de clases. Los distintos de cuna y educación conciliados, palpitando en un solo corazón sonoro. La música puente y ecualizador en pro de una sociedad decididamente demócrata, menos demagógica con respecto a la igualdad social.
Salvador Távora con su imán fulgurante aceptó la idea de crear un sitio para náufragos,” un día a la semana cuando la compañía La Cuadra de Sevilla descansara”.
Una noche donde pudiésemos cantar los que estamos dentro de un sistema diferente de difusión, los que creemos en el canto férreamente. Aquellos a quienes los concursos de talentos nos dan grima y la industria discográfica nos temen por ser pensantes, diferentes y ante todo, realistas en el juego de la humanidad actual. Sumada a esta razón siniestra, está la eterna disputa de agrupaciones de vecinos que odian la música en aras de un sueño complaciente. ¿De qué le sirve a una ciudad dormir tranquila, si sus sueños parecen una muerte civil? A cierto sector ciudadano le seduce el ruido a falta de respuestas válidas y futuros inciertos ¿ Es el ruido un desencadenante o un anestésico?
Los cantantes urbanos somos los alejados de la luz, los subterráneos. Los que pretenden acariciar la piel de la luna. Los jugadores eternos rescatando lo cotidiano para convertirlo en el talismán contra los miedos. Los accionistas de la esperanza más remota. Los que la suerte ha librado de ser ministros. Los que la vida ha premiado al descubrir seres vivientes habitando en cada palabra cantada.
Este ciclo de música urbana tratará de comprometer al cantor, cantautor con los sucesos de una ciudad secuestrada por el silencio. Buscar respuestas solidarias partiendo de un oficio solitario, poco reconocido, de una utilidad primordial. El público en general supone otro matiz al quehacer artístico. Basta leer los espectáculos de los medios de comunicación. Lo programado siempre raya en lo snob, lo elitista, lo políticamente corregible. La manida y famosa palabra fusión ha parido una confusión de géneros alimentando únicamente a los explotadores de la llamada corriente musical y a los gestores de una cultura de sometimiento político. La validez de lo contestatario ha sido amordazada por ese instrumento tortuoso de la subvención.
Es importante para Sevilla capital tener un lugar para la música urbana. Donde experiencias vitales, folklores, artes y nacionalidades logren por fin la interculturalidad. La multiculturalidad es siempre un zoológico donde cada cual sobrevive a sus jaulas.
Una casa de Canto es cardinal para guarecernos del bombardeo constante de ideas alienantes y aterradoras. Vivimos una época de crisis magnificada, justificando una serie de atropellos continuos a la sensibilidad, al ánimo, a la alegría. La televisión retrata la miseria de los afortunados .Los desafortunados son ejemplo para obligarnos a caer esclavizados por hipotecas, consumo y delirio inflamable. La cadena es larga, inhumana, embrutecedora. La gente cree menos en el arte .El éxito artístico parece un resultado de eslabones de poder interesado, suerte y azar extremo .Los artistas somos en el inconsciente colectivo unos animalitos perdidos de su propia brújula.
Esa noche semanal nos acercará al ritual inmemorial de compartir. Podremos hallar la clave acerca del por qué las canciones se escriben si la felicidad se aleja de nuestras ventanas ¿Por qué se canta para espantar al mal? El encuentro será en ese mismo local de Hitasa donde se desarrolla el trabajo teatral de Salvador Távora con “La Cuadra de Sevilla”. Buscamos la hoguera ancestral donde las tribus se cuentan y cantan leyendas para supervivir. Lo mágico al servicio de una sociedad menos feroz, la poesía como fuente inacabable del verdadero misterio. Cantaremos la mejor de nuestras canciones, pronunciaremos contundentes el mejor de los silencios. Queremos rescatar a la ciudad de su deriva, quitarle esa sordera premeditada. Es muy importante reconocer: Los pueblos cantantes jamás perecen. Sucumbir al encanto del encuentro cercano, paladeando el sabor sublime, hermoso, del significado de vivir.
Richard Villalón
Sevilla, Martes, 15 de septiembre de 2009
Material, entrevistas y más información, móvil: 656306524
www.richardvillalon.com
TEATRO SALVADOR TÁVORA
Ciclo de Música Urbana
Los Miércoles del 4 de Nov. Hasta 16 de Diciembre 21Hs.
AVENIDA HYTASA 14 TEL. 954658818
http://www.richardvillaon.com/
La noche que vi ”Carmen “en un polígono industrial de Sevilla quedé hechizado ante la fortaleza del arte. En ese mismo recinto seguramente años atrás hacían tornillos o materiales para conformar las partes íntimas y estructurales de una ciudad desconocida. En esa nave hubo, entre los obreros que en ella trabajaban, conversaciones acerca de amores fallidos, de identidades cambiadas, de futbol, de políticas ilegibles, de iglesias rígidas, matrimonios y funerales. Entre esas paredes hablarían de pelotazos y agujeros negros en la nebulosa de una sociedad quebrada en sus repartos esenciales. Nadie imaginaria, pasados los años, que sobre ese mismo suelo bailarían flamenco, zapatearían exorcizando el dolor de vivir y un caballo blanco deslumbraría a los que cándidamente acudirían a ver esa incandescente “Carmen” de Salvador Távora.
Extasiado con el logro social de llevar al arte a lugares poco favorecidos, me puse a pensar ¿Y por qué no habrá un lugar así para crear una Casa de Canto popular? Esos lugares en América Latina donde pobres y ricos comparten música y poesía. Sitios legendarios gestores de grandes alianzas de clases. Los distintos de cuna y educación conciliados, palpitando en un solo corazón sonoro. La música puente y ecualizador en pro de una sociedad decididamente demócrata, menos demagógica con respecto a la igualdad social.
Salvador Távora con su imán fulgurante aceptó la idea de crear un sitio para náufragos,” un día a la semana cuando la compañía La Cuadra de Sevilla descansara”.
Una noche donde pudiésemos cantar los que estamos dentro de un sistema diferente de difusión, los que creemos en el canto férreamente. Aquellos a quienes los concursos de talentos nos dan grima y la industria discográfica nos temen por ser pensantes, diferentes y ante todo, realistas en el juego de la humanidad actual. Sumada a esta razón siniestra, está la eterna disputa de agrupaciones de vecinos que odian la música en aras de un sueño complaciente. ¿De qué le sirve a una ciudad dormir tranquila, si sus sueños parecen una muerte civil? A cierto sector ciudadano le seduce el ruido a falta de respuestas válidas y futuros inciertos ¿ Es el ruido un desencadenante o un anestésico?
Los cantantes urbanos somos los alejados de la luz, los subterráneos. Los que pretenden acariciar la piel de la luna. Los jugadores eternos rescatando lo cotidiano para convertirlo en el talismán contra los miedos. Los accionistas de la esperanza más remota. Los que la suerte ha librado de ser ministros. Los que la vida ha premiado al descubrir seres vivientes habitando en cada palabra cantada.
Este ciclo de música urbana tratará de comprometer al cantor, cantautor con los sucesos de una ciudad secuestrada por el silencio. Buscar respuestas solidarias partiendo de un oficio solitario, poco reconocido, de una utilidad primordial. El público en general supone otro matiz al quehacer artístico. Basta leer los espectáculos de los medios de comunicación. Lo programado siempre raya en lo snob, lo elitista, lo políticamente corregible. La manida y famosa palabra fusión ha parido una confusión de géneros alimentando únicamente a los explotadores de la llamada corriente musical y a los gestores de una cultura de sometimiento político. La validez de lo contestatario ha sido amordazada por ese instrumento tortuoso de la subvención.
Es importante para Sevilla capital tener un lugar para la música urbana. Donde experiencias vitales, folklores, artes y nacionalidades logren por fin la interculturalidad. La multiculturalidad es siempre un zoológico donde cada cual sobrevive a sus jaulas.
Una casa de Canto es cardinal para guarecernos del bombardeo constante de ideas alienantes y aterradoras. Vivimos una época de crisis magnificada, justificando una serie de atropellos continuos a la sensibilidad, al ánimo, a la alegría. La televisión retrata la miseria de los afortunados .Los desafortunados son ejemplo para obligarnos a caer esclavizados por hipotecas, consumo y delirio inflamable. La cadena es larga, inhumana, embrutecedora. La gente cree menos en el arte .El éxito artístico parece un resultado de eslabones de poder interesado, suerte y azar extremo .Los artistas somos en el inconsciente colectivo unos animalitos perdidos de su propia brújula.
Esa noche semanal nos acercará al ritual inmemorial de compartir. Podremos hallar la clave acerca del por qué las canciones se escriben si la felicidad se aleja de nuestras ventanas ¿Por qué se canta para espantar al mal? El encuentro será en ese mismo local de Hitasa donde se desarrolla el trabajo teatral de Salvador Távora con “La Cuadra de Sevilla”. Buscamos la hoguera ancestral donde las tribus se cuentan y cantan leyendas para supervivir. Lo mágico al servicio de una sociedad menos feroz, la poesía como fuente inacabable del verdadero misterio. Cantaremos la mejor de nuestras canciones, pronunciaremos contundentes el mejor de los silencios. Queremos rescatar a la ciudad de su deriva, quitarle esa sordera premeditada. Es muy importante reconocer: Los pueblos cantantes jamás perecen. Sucumbir al encanto del encuentro cercano, paladeando el sabor sublime, hermoso, del significado de vivir.
Richard Villalón
Sevilla, Martes, 15 de septiembre de 2009
Material, entrevistas y más información, móvil: 656306524
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