Las Velentejas
Mastican, se relamen... cociné lentejas, parecen bordadas a
mano. Confundir sabores es arte. ¿Quién ha dicho que las lentejas llevan
chorizo? Las lentejas son así: ajo y sal nada más, el hambre condimenta el
resto. Esta misma mañana yendo al mercado, detrás del maquillaje seco, veía brillar
la duda entre la gente. Leyendo precios de reojo, cambiando pesos, rechazando
nerviosos la contundencia del kilo. Quitando y metiendo descabalados, como cuando
se folla borracho de tristeza .Preguntaba temblando ¿los demás buscarán matar
sin dolor? ¿Parezco terriblemente igual a los demás? ¿Este infierno me
corresponde o bajé en una estación equivocada? ¿Me hubiera ido mejor si me
hubiera casado con Tomás, aquel picha corta relatando: leer es mejor que comprar?
Llevamos casi tres años buscando trabajo, yendo a esa inútil misa lenta de la cola del paro. Viendo
risas extrañas y exageradas opiniones echando culpas. Que si Botín, si Zapatero
y su bobísima sangre .Mercadona la reina de los abusos, generadora de trabajos
forzados, miserable manera de encanecer precozmente una juventud. Si los
alcaldes corruptos hubieran sido islandeses ya estarían acarreando hielo,
encarcelados. La Pantoja es una señora y Julián un chulo. El castigo de Isabel,
Maribel para los amigos, su condena real no serán años de cárcel, sino Paquirrín,
la pobre. La aceituna salvará el invierno,
Berlín es el nuevo paraíso. Allí llueven café y puestos de trabajo especiales
para emigrados. Llevo escuchando esas repetidas cantinelas cuando hago fila en
el INEM, ese lugar hosco, lleno de sombras en el día, de bombillas de bajo
consumo, tan huraño como un gato encerrado.
Los zapatos delatan tu camino, zapatos chinos, olores tercos.
Gomillas del pelo lacias, estiradas hasta el rendimiento, parecidas a una esperanza mirando asustada los carriles
del metro, sin animarse a saltar. Olemos a detergente, sin suavizante. Ahora
comprendo, el suavizante nos salva del mundo feroz porque tiene un osito en sus
anuncios. Los suavizantes delatan si has acertado en la vida, suavizante para
el pelo, para la ropa. ¿Existen desenredantes para la realidad? La experiencia
de vivir duele intensamente sin suavizante. Huele a axilas lavadas con esmero,
a desodorante en barra, a rastros blancos en la ropa sudada, a sofás rellenos
de seres hipnotizados, rendidos, tragando televisión.
Supusimos
que esto pasaría, más no pasa .Es esa imagen oscura reflejada en los peores
charcos .Lo mejor es ir pensando, saldrá bien, luego reiremos. Lo malo pasará
siempre en los demás, no a ti. Y pasa.
Ves la nevera enflaquecer, quedarse sin yogures, llenarse de botellas de agua corriente, una cebolla
gris disparando su símbolo correspondiente. No poder pisar ningún café, ir al cine se convierte en una leyenda urbana y los
domingos acaban perdidos en la rutina de los días repetidos. La realidad señala la existencia de un emperador chino en
Madrid, codeándose con autoridades y reyes. Televisan carritos de la compra
llenos de fajos de dinero .Desesperada quieres saltar a un vacio tan corto que su
escasa profundidad no será suficiente para eliminarte.
Entonces
recurres al suavizante, a sus componentes esenciales. Si pudieras comprarlos sazonarías
con eso las lentejas y en el tren del mediodía, después de severas vomitonas,
te cargarías a la familia. A esos cuatro parados de larga duración que flotan
maldiciendo a quien aman y aman a quien les reniega y sanseacabó...
Mañana
los encabezados hablaran de la independencia Catalana, si tienes suerte,
apareceréis en los diarios. Eráis una familia extraña buscando trabajo,
queríais vivir malamente y morir sananamente. Tus vecinos dirán lo buenos que erais.
Jamás sospechaban tu locura arrebatadoramente loca .Ese discurso lloroso y
valiente frente al espejo empañado del baño...
El
veneno lo robaste cuando limpiabas el laboratorio del polígono de enfrente. Lograste
matarlos sin sufrimiento, lo planeaste fumando, cocinaste con tanto amor... el
desconfiado de tu padre fue el único que preguntó, si las lentejas tenían nuez moscada
y gritaste como era ya costumbre “Papa déjate de joder, come y agradece lo que
te ha tocado....”
Richard Villalón
Artículo para el periódico Viva Punta Noviembre 2012