cantante,escritor, actor.exilios e historias gays publicadas en medios de Peru. México y España
lunes, 28 de agosto de 2017
viernes, 25 de agosto de 2017
Después de la misa, habrá una orgía…
Después
de la misa, habrá una orgía…
Cumpleaños
en Sevilla 2017
Tanto tú como yo sabemos que un día tomaré la
puerta, buscando implacable ese país imposible de inventar en vida. Su ausencia
premeditada asistió a verme dormir, a verme bailar cuando la soledad mordió los bordes de mí, de mí mejor abrigo.
Cual fotografía vahída quedaremos detenidos
escuchando vecinas supersticiosas, iluminados por fuegos artificiales de las
noches viejas, costillas de barcos con fantasmas resignados. Estrellas fugaces
sordas, respuestas mudas…
Nuestros zapatos se pondrán vacios, desolados,
lustrados hasta la extenuación, lengua afuera del placer.
Es verdad, nos hemos amado tanto, podemos llamarnos
inmortales. El ritmo de lo real ha quedado bajo el ritmo secreto de nuestro
corazón acompasado. Somos amantes coordinados en el eje de la discordancia
continua. Devastadores, turbios, piedras
delirantes contra el plano espejo de la
falsa paz. Causamos espanto, hechizamos como los precipicios atraen a las
cabras, como las jeringuillas a quienes se han hartado de perder, comemos con
las manos lo crudo, lo real. Algunos espantados distraen la mirada, somos imposibles de
descifrar.
Por eso la gente murmura cuando incendio mi palacio,
cuando subo a la nave de otro marciano, cuando riego de noche las albahacas
llorando anegado del adiós. Es como
alguien a quien le cayó el silencio de
los muertos, alguien confundiendo arena con arroz, el aire atrapado en el fondo
de un acordeón.
Me niego a ver la vida como un frio inventario. Prefiero
dejarla flotar en el aura morada del
azar, darle sorbos de té con luna reflejada. Cambiarle la costumbre de reír cuando
deba llorar. Besarle el silencio, lamerle el paladar, encontrarle sabor a vino
de Burdeos, hacerle cosquillas en la planta del pie con una pluma de mis
propias alas…
Cantarle bajito, mientras su brillo cabalga astuto
hasta la oscuridad rotunda para destruirla libre, sin culpa, ni piedad.
No me arrepiento. Pienso, justifico mi felicidad,
recurro a los segmentos de esta maravillosa profesión indómita, refulgente, sobria
libertad.
A pesar de los escenarios, los secretos, sus
disturbios, los mandamases mandados. A pesar de las falsísimas amistades. A
pesar de haber hervido demasiado el agua o enfriado hasta hacer piedra mi hielo,
nunca me arrepiento.
Entre mis lágrimas nadan hombres con penes
indomables, anos estranguladores casados con señoras replicantes. Mujeres pezones
de mármol, vaginas de cristal, clítoris de clavo herrumbrado… No me arrepiento
de llamar a José María mil veces despierto y seis mil soñándolo, de meterme
entre sus piernas para llegar a él. De calificarlo y descalificarlo porque un feroz
suicida habita la espuma de esta rabia interior. De verle extasiado dormir,
mientras el insomnio tira las puertas de esta casa donde nos tenemos que ir. No
me arrepiento de desear tanto el deseo
de no perder las ganas. De escuchar
rancheras mientras imágenes llenas de
terroristas pueblan la televisión demente. Llamar a mis demonios cuando un
botón pierde su ojal. De tejer, tejer, tejer como una araña asustada, mi
próxima trampa, “mi angustia, mi penar.”
De evocar a mis tías si aparece niebla en la mesa
del tarot, de cantar harawis cuando la palabra guerra es imposible dosificar. De
besuquearme con mí sombra si alguno de los dos, quiere desertar. De
emborracharme con mis muertos y apedrear la luz de la maldad con la misma piedra,
con la que ella acostumbra matar. De
provocar comezón en las partes íntimas de quien me tiene rencor.
No me arrepiento de llamar al número correcto del personaje equivocado,
evitar el whatsapp ¡Quiero hablar! Caminar por México absorbiendo su olor,
provocar una ola en Cuesta Manelli, sacarle los ojos al enmascarado sentido del
pavor.
No me arrepiento de odiar saludablemente, si
descubres seres incapaces de amar.
Posturas tibias y postureos de neón, rímeles exagerados, lanzas contra la
pasión. Me niego a la post-verdad, al señor que proclama porcelana siendo
arcilla en realidad.
Alguna madrugada sonámbulo cerraré la puerta
silencioso, iré a buscar el país donde querría vivir, a seguir sus rastros entonando
una canción. A construirlo minucioso, un
poco cínico, casi paciente. Ahora mi bufanda toca el diente frio de la muerte
en cualquier curva acelerada, en cualquier medicamento genérico de la seguridad
social, en cada grito desportillado si ataca el desencanto, entonando su
sonrisa de alquitrán.
Cerraré mi pecho con el destino alcanzado, el primer
recorrido de otro camino inventado.
Fui feliz, no me avergüenza lo utilizado para lograrlo.
Hice felices a quienes supieron preguntar lo necesario, aceptar lo importante,
deshacer lo intrascendente. Quererme con esta vida aceptando el peso de la
suerte, amarme en la inmensidad como en la peor escasez. Financiar sin miedo la
duración de mis noches y mis días. Así los años nunca aciertan su talla, su persistencia,
el efecto de sus daños. Declaro: Es el talismán perfecto contra sus estragos.
Por eso mismo, quedan invitados al resto del plan de
mi vida, los discriminados exhaustos exquisitos.
Si después de la misa no hay una orgía…es imposible la
existencia de alguna de las dos.
Villalón
Sevilla, 24 de agosto 2017
miércoles, 23 de agosto de 2017
Carmina Cannavino. "Pajorima"
Hoy hablé con Carmina Cannavino me llamo en el previo de mi cumpleaños ( mañana). Pocos saben nuestro amor de siglos y nuestras calles comunes. Esta canción me la regaló hace años y habla de lo íntima que es la realidad cuando se confluye sin mas interés que alegrar al corazón. Mil gracias Carmina, solo me falta tu crema de lechuga para alcanzar otra vez el Nirvana. Te amo
viernes, 14 de julio de 2017
viernes, 23 de junio de 2017
Jesusito
Jesusito
Jesusito era sagrado en Navidad, en cada pasillo de
mi casa arequipeña brillaba como una estrella de platina, era hermoso, hasta sentirme sucio. Ojitos verdes retama, como un huayno
lleno de chicha, cercano a la miel. Era un niño encontrado en el río, decían
los cholos. Hasta pensaron que era un “Achicorico”. Un diablo disfrazado
de criatura recién nacida, camuflado
siniestramente para luego dejar sin sueños, ni habla, a quien compadecido, lo
recogía. Jesusito aún así, era el
angelito que cuidaba de mí, de mi nostalgia por una madre desaparecida y un padre fantasma.
Jesusito me quitaba del miedo a dormir solo, del
asma bronquial, dándome humo de ruda,
rezos imitando al borracho del cura. Me salvaba de mis otitis con un cucurucho
de papel periódico quemándose en mi oreja medio podrida...
A esa edad somos
buenos irremediablemente, según te haya tocado en la lotería del destino
o muy malos, si nacías en un hogar donde
la pobreza ladraba necesidades a un eucalipto seco…
Me había tocado vivir entre los buenos, los
excesivamente buenos. La situación de mi abuela me ubicaba en la palabra “niño
patroncito” criado entre el volcán, los indios rencorosos oscuros y las
llamas viéndome fijamente antes de
escupirme para demostrar que no hay
placer sin sorpresa, ni mucho menos amor sin dolor. Era un privilegiado.
Tendría tres años, recuerdo el olor del campo, el
sudor de las bestias… y los pies de las mujeres que venían de recoger agua. De
llorar calladamente a hombres que las habían abandonado como quien deja a un
animal herido por la sierra del Misti, sin tener siquiera la compasión de
acertarles un balazo, para no dejarlas morir solas entre la nieve azul que es el abandono. Ellas
eran las primeras mujeres que me hicieron amar la libertad de elegir, el dolor
secreto y candente que es amar sin tener respuestas claras. La penetración
inútil de la soledad actúa, sin respetar futuros, orificios, ni mucho menos la
belleza de cada cual...
Jesusito llenaba mis horas con historias del *“Pishtaco” cortando cabezas en los caminos alejados,
para luego hacerlas aceite necesario para que las campanas sonaran cada vez más lejos… Herrumbradas, serias
atravesaran las quebradas, los puquiales, la neblina del valle del Colca. Como
verán, Jesusito era un faro necesario,
inevitable, cuando se anda solo de amor. Olía a corcho quemado, a leche de vaca
cortada, cuajada para hacerla queso y alfalfa floreada en lila, como esas
flores raras que alumbran tristes temblando a ciertos muertos.
Comencé a quererlo el día que un rayo mató a mi tía Margarita,
dejándola fusionada en la grupa del caballo con quien desgraciadamente la
tuvieron que enterrar, demostrando que su elegancia cosmopolita había sido un escudo contra la vulgaridad del
resto de la familia. Tarde o temprano viene la muerte encarando que la vida es
su mal juego fatal, paradójico como quien ríe, antes de romperse un diente.
Ese día el horror de la realidad, me hizo abrazarlo hasta
sentir que su corazón revoloteaba como los pajaritos, que negándose a vivir presos, se estrellaban en la jaula
para matarse antes que la infelicidad del encierro los mate.
En ese tiempo ya tenía cinco años, Jesusito creo
trece, fue limpio y bueno hasta dolernos la boca de tanto beso ciego. Luego…
salimos radiantes, estrenados, resucitados, el mundo parecía creado para
servirnos.
Ese amor clandestino, juguete contaminado, palillo
viudo chino, comenzó a exteriorizarse de
maneras turbias, sobrehumanas, errático hasta descabalar brújulas…La hacienda
de mi abuela quedó como detenida en una gelatina cristalina…
El viento traía nuestras voces adornadas de ruidos multicolores,
las gallinas ponían huevos fuera de lo normal. Los cuyes se reproducían como
locos asaltando despensas y azoteas donde secaban maíz. Las acequias arrastraban flores arrancadas por sus aguas, desde allí
arriba, en la puna, donde ni siquiera era necesaria la felicidad.
Así me toco enterarme. El amor no es lo que cuelga
víctima de la gravedad, ni lo que sube intenso para bajar de bruces liviano. El amor quema fríamente, el
amor solamente es como cada cual sepa inventarlo para construir y a la vez derribar
el espejismo que es amar.
Una tarde mi abuela
asombrada por mi falta de enfermedad, hablando bajito, como rezando
aseguró estar contenta por mi salud. Me olió como los lobos,
diciendo que ya no olía a agua de florida, sino a tierra quemada, a piedra de rio,
a pezuña de animal sin dueño. Me aseguró que lo peor era dejar de sentir nuestra
verdad, para conformarnos con la mentira
obligada por los demás.
Así de fácil, decidí que Jesusito era el primer hombre,
la vida sería un desfile de Jesusitos, si no me sabía controlar... “Dicen los
que han amado que amar es dulce y que duele, si eso es verdad, se puede amar y
ser desgraciado”
Hay noches, en las que aparece Jesusito entre mis
piernas, bajo las mantas de la cama, jadeando, mordiéndome las orejas,
lamiéndome como un queso hediondo,
insultándome en quechua. Diciéndome que soy un “Zupaypaguagua” (hijo del diablo demonio) porque no lo dejo entrar en mi cuerpo, volverlo trompo suelto,
cóndor estrellándose en lo viscoso de su luminoso esperma, atragantándose con mi
pelo, hasta morir de una tos capaz de matar a un marciano.
Jesusito aparece cuando voy a la iglesia y veo a un
cura exagerando la llegada de un señor desconocido y lejano, lleno de
cicatrices, preocupado por meternos miedo y desconfianza, para asustados,
tenernos a su pies. Jesusito apareció
tres minutos antes que en Ámsterdam jurara enamorarme de hombres que saltaran al abismo. También cuando escuché
la voz de José María la primera noche en México, llegó para destrozar lo débil
de mi vida y quedarme con lo útil, lo fuerte.
Del Jesusito de carne y hueso supe que había tenido
hijos en tres mujeres diferentes, los tres primeros se llamaban Richard, en
quechua natural y profundo. Había salido de la sierra de Arequipa rumbo a
Ayacucho. Su cadáver ha dejado dudas acerca de cuanto duró la agonía cuando los
militares lo desbarrancaron en un ataque
de Sendero Luminoso y prefirieron dejarlo morir lentamente como se asa una carne para celebrar un
velatorio. Seguramente ese día fue cuando se me cayeron las cucharas de golpe y
porrazo mientras comía en una cena con
un extraño embajador en los Cárpatos o
cuando en vez de sal, eché azúcar a un cebiche en un bosque de la Selva Negra
alemana donde la vida me llevó a reír.
No sé cuando, pero algo de él se seco dentro de mí y
una tristeza viuda se quedó a rugir entre algunas notas de mi mejor canción.
Los Jesusitos posteriores, me dieron algunos palos, otros flores. Con esa
experiencia, descubrí que antes de columpiarme
en el orgullo vacio de ser gay, prefiero ser un buen ser humano.
“Jesusito de mi vida, Jesusito de mi corazón que me
quede como estoy “, porque esta felicidad, muchísimo mucho, me ha costado.
Richard Villalón
Sevilla,
miércoles, 21 de junio de 2017
Artwork
Isabel Chiara
*El pishtaco o nakaq es un personaje mitológico de
la tradición andina, especialmente en Perú y Bolivia. En algunos lugares de los
Andes, el pishtaco es llamado kharisiri.1 La palabra pishtaco proviene del
quechua pishtay (decapitar, degollar o cortar en tiras)[ pishtay >
pishtakuy> pishtakuq > pishtaco].2 La leyenda del pishtaco o pishtakuq
como asesino a sueldo, surge entre la población de los Andes peruanos, en
especial en los departamentos de Junín, Huancavelica, Cuzco, Ayacucho,
Apurimac, Pasco y la sierra de Lima, en las épocas de construcción de
ferrocarril, carretera o explotación intensiva de la minería
lunes, 5 de junio de 2017
http://richardvillalon.com/
Agradezco infinitamente a Isabel Chiara por el excelente trabajo que ha realizado en mi nueva pagina web. Te quiero mucho, pública e íntimamente.
http://richardvillalon.com/
http://richardvillalon.com/
lunes, 29 de mayo de 2017
domingo, 14 de mayo de 2017
Mamá Susana
Mamá, en Lima se colará el frío del mar por la ventana, sobre
aquel cristal con tu perfil tatuado en la cortina, habrá pisadas de gentes cabalgando el
silencio violeta que tanto gustas dibujar…recordada mamá.
Desde Sevilla escribo hipnotizado. Hace años cuando te pienso,
mi corazón hace un tic tac desosegado. En
estos días es cuando recuerdo el sabor de tu arroz, la sinfonía in crescendo de
tu sal, tu alergia al “qué dirán”, la negación
precisa de tragarte aquella prescripción médica para ser feliz. Tu reino
inusitado de perros, coches, hombres cobardes, espectros con uniforme de militar
desertado.
Mamá Susana, lo brillante del oro no es su carne, ni toda
risa es garantía del verdadero regocijo. El amor es a la larga un secuestro
consentido. Lo he aprendido de Narciso,
mi gato, que se niega a veces a ser el hijo de un neurótico con recursos, un
malvado fallido, aprendiz de monstruo mal instruido. Un Virgo atroz que se corta la lengua con el sobre de papel cuando cierra una carta para despedir su piel.
Llevo pensándote, mamá .Tu mejor regalo no ha sido haberme
heredado tus piernas, el gusto amargo por los hombres bellos, el misterio de
odiar fervientemente cualquier simulacro.
Llevo mi cruz entre certezas y filias maquilladas, aunque
tengo que dejar esta casa, cualquier lugar será bueno para refundar mi imperio inacabable de brújulas, esdrújulas
vagabundas y amores gratuitos con precios desaforados.
Gracias por haberme dejado solo cuando tuve que elegir, por
tus aplausos cuando me supe matar. Por ese sentido práctico que tengo del dejar
hacer, dejar pasar…
Hoy en el Día de la Madre entérate: Te quiero.
Nunca sabremos si nos merecemos el uno al otro, pero ha sido
un gusto esta increíble y sorpresiva coincidencia. Me gusta pertenecerte, como
un lunar extraño, inusitado…
¡Que se jodan los tibios, los correctos, los predecibles, los
tullidos del alma…los impuestos!
Feliz Día.
Richard Villalón
Domingo, 14 de mayo de 2017
jueves, 9 de marzo de 2017
Anestesia
Tengo miedo a buscar amparo en una casa donde no me quieran
Escuchar palabras con trasfondos siniestros…
El "buenísmo" es un paraguas con varillas dañadas.
Debiera haber una anestesia cotidiana, repartida como el
agua en los campos refugiados.
Una anestesia para librarnos del telediario, las redes, las
bocanadas de bondad falsa.
Acabo de despertar, vuelvo a la rutina
De los portazos, los teléfonos mudos, las llamadas sin
contestar.
Debiera haber una anestesia que nos libre de creer en Dios,
en los disfraces,
en los sueños
atravesados por elefantes extraños …
Y el pene sigue pene y la vulva, vulva.
Debieran ser presagios, para una vida casi siempre absurda.
Acabo de despertar de la anestesia.
Estoy seguro que somos
alguien, a quien alguien despreocupado, sueña…
Richard Villalón
Sevilla jueves, 09 de marzo de 2017
jueves, 12 de enero de 2017
lunes, 9 de enero de 2017
Richard Villalón Taller –Laboratorio Unipersonal de Invierno 2017
Richard Villalón
Taller –Laboratorio Unipersonal de
Invierno 2017
El
arte de la creación a partir de la voz,
el
sentido mágico de los silencios.
La
profundidad de la palabra a partir de la actuación.
Vivimos
tiempos donde es importante creer en el sentido
real de lo mágico.
Curso
dirigido a cantantes, actores, bailarines, amas de casa, estudiantes de arte,
pintores, poetas, DJs, escultores, cineastas, artistas gráficos y público en
general.
La
voz, el teatro y el arte popular como
medio para construir nuevas realidades.
Inscripciones
Abiertas .Admisión previo casting, teléfonos
955712304
y 656306524
La
percepción y la creación como motivadores, técnicas dinámicas y divertidas,
expresión corporal, los juegos de la suplantación, impostación de la voz, la autoridad de la voz. Voz,
teatro, lenguaje no verbal, memoria, ritmo, creación todo al servicio de una
exploración concreta y nueva. Se busca además formalizar un grupo para futuras
actividades. Convocar gente con
motivaciones liberales, humanas, sensitivas para organizar respuestas
ante la situación actual.
Richard
Villalón concreta este Taller-Laboratorio
Unipersonal de música, canto y demás disciplinas artísticas con un
especial afán en construir nuevas formas de teatro popular, música popular y
expresiones de creación audiovisual.
Clases
personales de canto. Proceso experimental de la voz
Sesiones
de canto clásico, contemporáneo, coach vocal
y voz gutural
Dirigido
a personas con actitudes musicales creativas. Desenvolvimiento escénico,
repertorio y desarrollo de producción musical.
Impartido
por especialista en voz, teatro y desarrollo personal.
El
Taller –Laboratorio Unipersonal a tendrá una duración de tres
meses en horarios coordinados según
aforo y participantes 8 horas ,2 dos sesiones semanales, Precio: 300 euros/
mes.
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