Comenzaron quitándose las camisas, sentí vértigo. ¡Anda, el Julián si que tiene buenos pectorales! Claro todo el día gimnasio y mira… Nunca pensé que la Inma podría tener esas tetas tan duras. Esa cinturita tatuada de lunares, pecados turbios…mirada detonada.
Nosotros alelados, llenos de ron. Nunca imaginamos esa noche, después de la parrillada, algo iba a suceder. Con los niños durmiendo arriba. El jardín oliendo a sardinas.
Eso de hablar siempre de los cambios climáticos, las deudas contraídas por avalar a extraños… y mira... ahora el Julián despatarrao, roncando a mi lado. ¡Umm que bien huele Antonio Banderas, Diávolo…!
Mi Jose con la Inma enfrente, abrazados y abrasados ¿esto es pesadilla o un sueño? Vaya bragas de la Inma, ¿Serán esas compradas en Teletienda?
Siempre es bueno cambiar detergente ¡Anda, siempre he cambiao! Las sábanas huelen diferente, así puedo comparar, pero esto... no sé. ¿Los tíos se pueden comparar por centímetros, promesas o guarrerías?
La Inma tiene experiencia, me había contado su manera de ser “modernos”.
El verano pasado se había confundido tanto. Le gustaba dudar entre recordar u olvidar para siempre .Esos besos, esos mordisquitos, esas pantorrillas diferentes, esas axilas con olores penetrantes…Incluso un beso de tornillo a otra mujer, como la canción de Mecano.
Todos sus amigos jugaban y jugaban. Para ellos, nosotros, éramos “los catetos”. ¡Mira!, después de haber ido al Instituto juntos. Pandilla de toda la vida. La playa... ¡Ay!... tantos veraneos monocromáticos.
Ahora, espero de verdad, sean modernos. Si no ¿a quién le contaré mis penas entre cigarrillos y café por las tardes?
Inma, mi mejor amiga, la que todo calla. El único ¡Sí! , entre todos “mis no”.
¿Jose con quién peleará cuando afirme nuevos cambios en el Betis y Julián no esté, para contradecirle?
La vida en esta parte pasa muy lenta. Bautizos, pocos matrimonios, muchas comuniones, divorcios suicidas, todos fieles al círculo de amigos.
¿Si se enteran los demás? ¿Dejarán de hablarnos? Como cuando el Cisco dejó colgados a varios con el dinero de la ayuda agraria. O como cuando Carlos vendía Mercedes Benz robados en Alemania, dice sin saber, ni averiguar.
La verdad, a los cuarenta años por llegar, la rutina me está dejando loquita todos los días. La normalidad es la locura más perniciosa, solo se nota cuando todo es inevitable.
Como el cáncer del páncreas, ¡Pobre Rocío!
Mis hermanas siempre con problemas -por cierto ¿esto será un problema?-.Todos buscando casas por comprar. Los chicos dejándonos cada día más solitarios, la televisión tragándonos las entrañas cada “finde”.
Sólo este par de amigos locos, siempre diciendo:”A ellos no les iba tocar morirse, sin probar de todo”.Todo el todo, frente a esta certeza de ser siempre nada, nada…
Bueno, la verdad, Julián siempre me gustó un poquito. Además, cuando el Jose me hacía cosas en la cocina, friendo croquetas, decía que la Inma sería una guarrilla. Con esos pechos de madre amamantando, ese olor a asadurillas calentándole la bragueta…
Cuando despierten haré una tortilla, seguiremos como si nada hubiera pasado. ¡Coño! de maravilla lo hemos pasado. El Jose mi único hombre, ya era hora después de 28 años de lo mismo, probar con otro.
La Inma siempre decía:!Eres tonta, tu marido tiene un culito durito! A ella le apetecía un polvo con él. Algo para demostrar que las mujeres nunca quedamos invisibles.
En la vida todo viene, sin saberlo. Igual las alegrías, como los accidentes. ¿Esto será un siniestro total?
Ojala nunca acabe nuestra amistad. Si no, pobres seriamos todos. Decir una cosa, hacer lo contrario. Hablar de libertad, acabar rezando arrepentidos. ¡Vaya mierda!
Contenta y triste, así me siento. Si al menos hubiéramos ido a la Universidad tendríamos pretextos para explicar esta experiencia existencial. Ahora quedaremos manchados. Seguro hasta el Julián le cuenta al Jose lo que pedí, poses muy sucias. Jose hasta se puede cabrear. Julián aunque no llega a tener las piernas del Jose, si que se mueve. Es un toro, con gafas, pero toro.
¿Y si Jose me compara con la Inma descubriendo lo poco que sirvo para todo?
Anoche entre la borrachera y la vergüenza sentí su felicidad cómplice. Igual cuando uno acierta la Bonoloto y saca 9 euros con 28 céntimos. De nada sirven, pero ¡Que gustito haber recibido un premio, luego de tanto apremio!
Richard Villalón
Jueves, 05 de julio de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario