Para Noelia y Alonso:”Vulcano”
Lo nuestro es un caso del C.S.I. (Las Vegas, por supuesto).El amor es igual a un asesinato, quitándote la vida,desordena la existencia de quienes te rodean. Los ingredientes son indiferentes al móvil. De a pocos, las fuerzas se van minando y sin haber sido perseguidos a alta velocidad, caemos exhaustos en el momento exacto de la primera palabra certera.Una vez hallados los cuerpos avanza el veneno hacia el fondo descomponiendo ciertas ideas. Nos deformamos, analizan nuestros gusanos, nadie explica por qué la belleza es causante de tanta soledad, tanta carta escondida, tanta agua hirviendo lejos del porvenir.Aquí nos ves, este Febrero insomne buscando excusas y regalos. Amándonos tanto. Lo nuestro es el crimen sin himen perfecto .Te he robado a tus amigos, a tu familia, a tu silueta haciendo autostop. Tú me has arrebatado la voz, mi país, dándome a gotas la rabia intensa del anonimato.Lo nuestro es un caso del C.S.I (Las Vegas, por supuesto) .Si recorrieran los rastros, las últimas gentes que vimos estando en libertad, las huellas de los neumáticos, los tubos digestivos, ningún forense acertaría. Acabamos circularmente en el otro, tu comida es mi comida, tus lagrimas las mías y tus orgasmos la pared compartida con la que nos protegemos del miedo, lo corregido políticamente, el amor sacramental.Tenemos pelos esparcidos por nuestras camas, restos de sueños en cada servilleta y entre los dientes palabras cotidianas enigmáticas, ningún científico las descifraría...Rastros de sangre en la mirada de quien extrañamos y rostros de vino en el extrañado. Este mismo ordenador, párpado insomne, en su memoria borrada tendría las razones siniestras o benignas de nuestro caso. Cada cual secuestró al otro resolviendo no salir jamás de su prisión diseñada. Lo nuestro es un crimen perfecto, nos hemos raptado del mundo que habíamos fabricado. Como extraterrestres perversos hemos abducido uno al otro, con canciones extrañas, con crucigramas inverosímiles. Así han pasado los años debilitando nuestras ganas de libertad.Las fotografías muestran vestigios de veranos consumidos, lluvias celebradas, danzas asumidas, rituales psicópatas llenos de ternura. Eres mi alimento, mi hambre. Has hecho perder la noción de las estaciones, cada palabra tuya desorienta mis ganas de seguir matando .Nuestros familiares sospechan siempre de manera cruzada, algunos hasta me quieren, aunque desearían verme en cualquier calabozo, lejos de ti. Mi familia no entiende el cambio de mi acento. Recurren a brujas y oráculos para rescatar a aquel ser delgado que fui antes de tu mano blanca. Atado al síndrome de Estocolmo, dejé mi rumbo de puta. Dicen ahora que mi sombra emana paz, detiene el curso del aire. La memoria de mi piel recuerda otros alientos cuando un golpe de alcohol le baja las defensas.En verdad te amo, soy un vigía de este nuestro planeta Alpha, no quiero destruirlo.Dejo muestras de mi estancia en tu existencia desordenando tus coordenadas, poniendo en otro cajón los cubiertos. Te amo ciegamente, abriendo los ojos, enfrentándome a las migraciones involuntarias que usan ciertos pájaros apenas advierten peligros.Te deseo mientras desnudo otro cuerpo, tratando vanamente de encontrar tu saliva y tus lunares en el sitio donde tu madre los dibujó. Te amo, oliendo distinto gel en los ángeles o demonios que el mundo pone en mi camino para olvidarme del dolor de existir. Te recorro sin GPS, busco perderme en tus vértigos, en tu vida sin semáforos, en tu olor a cerveza desesperada del domingo. Divago cuando quieres matarme otra vez, para dejarme inmóvil, iridiscente, en tu mundo lleno de necios y plumajes divertidos. Esto no lo debía escribir, luego será usado en mi contra. El mismo Dios me envidia y aleja el dinero para pagar el recibo de la luz, los cometas me miran pidiendo un deseo. Entierro tu cadáver en la cueva de mi núcleo hambriento, quedándome despeinado, alucinado y quieto. Quieto, encarcelado en mi mismo, pagando el placer de conocerte. Bebiéndote como lluvia extraña en el desierto de mi suerte. Lleno de amor mataré a la muerte…
Richard Villalón
Sevilla, miércoles, 11 de febrero de 2009
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