Tejido
Tejer es escapar con las justas del abandono, de la fealdad,
del silencio.
Tejo mucho, no me avergüenza… Es más, tejo para
recuperarme de esa red que es la vergüenza.
Me avergüenza no ser precavido. Dejar entrar
seres ornamentales, trayendo su nada, su
hambre por verse reflejados en el espejo
de la poesía cuyo calor me guarece como madre buena. Me lio con esos falsos
ángeles, daría mil años porque les cayesen esas madrugadas donde sometido a la tortura de no poder
llorar, tengo miedo al frio. Humanitos soberbios, estentóreos, con segunda piel,
acicalando su vacio con frases extraídas de Facebook, Istagram…cerveza barata los fines de semana.
Tejo, tejo y tejo cual araña perdiendo la noción de
las estaciones, dormida confiando en la
solidez de su tejido pertinaz, opaco hasta recordar la dureza de una piedra…
Tejer es como llover… luego la lluvia se estrella con
su carita de gota en la ventana. Interrogándose por qué un hombre tan extraño,
anuda, asciende y desciende por los recovecos floridos de una lana. Se pone a
tararear canciones, amarrar palabras, columpiar desganos. Se pone a espantar a
la soledad de los abrazos torcidos, se pone a ver el alma del aire, para evitar
una orfandad de sonidos…
Tejo, por eso, tejo…
Richard
Villalón
Lunes, 28 de noviembre de 2016
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