Queremos
agradecer a los preocupados por nuestras andanzas. Es un tiempo para pensar
distinto porque es distinto el tiempo que implacablemente viene. He leído mucho
los minutos transcurridos en lentas y copiosas horas. El espejo devuelve
señales para evitar usar un optimismo alejado de la talla merecida. Cada
mensaje de las redes suena hueco, recalcitrante, bastante cool. Reconozcamos en
masa: Tenemos lo que hemos ganado. Hemos hecho pedazos los sueños ajenos. Ahora
el boomerang del karma regresa para darnos donde más queríamos permanecer, o
sea, la bendita comodidad de lo establecido, aunque forme parte de un decorado de
película B.
Cuando
vayamos de la sala a la cocina sería bueno recapacitar sobre nuestras
ansiedades consumistas, nuestro ego acorazado, la pose requerida cada día. Nuestras
vidas al final resultan un selfie reiterativo, aderezado con mentiras
humanitarias de manual, comida light e Instagram & Facebook, bien gracias.
No creo que
después de esto la gente se vuelva mejor. Al contrario. Ya hay anuncios para
elaborar despensas del futuro dentro de nuestras casas. Seguros contra
pandemias, maneras de despedir empleados sin culpabilizarnos. El buenrollismo resulta
pernicioso cuando es un aplauso desde los balcones, habiéndonos necesitado
antes apoyando al sistema sanitario. De este juego también han surgido la epidemia
de artistas “balconizando” la cultura popular. Parece que si no quemas un
bosque por la fuerza del encierro, destrozas las versiones sanas de ser artista
realizado, convirtiendo a los verdaderos artistas en habitantes desahuciados.
El arte nunca rellena nada, ni satura nada. El arte es un ser orgánico que
viene para ser alimentado por la fantasía del público en general. Nunca para
ser contenido en telediarios.
Gracias por
sus mensajes, estamos bien dentro lo que cabe. También buscamos casa
urgentemente, es imprescindible para dinamitar las actuales columnas del
infierno. Amamos mejor a nuestros allegados, no tenemos vergüenza en odiar
abiertamente a cada hijo/a de puta con quien nos hemos cruzado. Cuídense. El
coronavirus se irá, pero no se despisten dejando la puerta abierta a los
malvados. Los queremos.
Richard
Villalón
jueves, 02
de abril de 2020
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