sábado, 20 de octubre de 2007

San Pancracio



El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.
François Mauriac

Solo de pensar en el frío, un aluvión de nieve, me deja…frío. ¡Cabrón! Meterme en la nevera después de tantos logros laborales. Dejarme sin perejil, muerto de asco. Debí interceder cuando mandó a la mierda a su socio, en realidad, su jefe. Le hubiera aconsejado cual Pepito Grillo. Reconozco mi culpa cuando le convencí, un contrato sin derecho a sindicato es frágil, como una uva frente al sol. Las pasas son buenas en cualquier estación.
Este negocio es así, pérfido e impredecible. Cuando se sintió seguro, cuando el viento sopló a su favor, ni un perejil a mis pies. Iba derrochando optimismo. “Chivateando” a sus compañeros, clasificándolos en una lista, con sus virtudes pobres, su cantidad incalculable de defectos amplificados. Averiguando el golpe exacto para hacerlos desaparecer, si estorbaban o preguntaban demasiado. Fue comprando coches lujosos, construyendo casas en Chipiona, Cádiz, Rota. Casas luminosas para un verano largo y siniestro. Ese verano jamás supo llegar. Su vida de invierno o de otoño constante lo hacía pensar en una vejez espléndida, cargado de rentas a favor persiguiendo una juventud eterna.
¿Qué podía hacer? Su mujer lo incitaba, bailaba la danza de las tarjetas con ese vientre de araña devoradora. Viuda negra anticipada, casada, siliconada. Mujer cuya universidad fue el miedo a dejar de comprar... se creía todas las ofertas del Corte Inglés. Compraba trastos que luego escondía por no saber como usarlos.
Cada parrillada era más cara, para unos camaradas demasiado baratos. Amigos asombrados, saltando de la admiración a la envidia, en una misma comba.
Esa decoración era una obligación dentro su supuesta altura de gerente inmobiliario. Sus trajes eran extraños, siempre ocultando el alma. Uniforme de un ejército remoto, depredador y radioactivo, un terno extraterrestre.
Aquí me apalea. Metido en la nevera, le veo cuando viene a por hielo, casi cada hora. Los últimos whiskys no lo hacen por lo menos llorar. Mea mirando de reojo el espejo del baño, tocándose ese miembro donde las últimas modelos lograron un record.
Quiere incendiar el ayuntamiento. Matar a los de las hipotecas detenidas por el Euribor siniestro, odia al puto banco y su declaración:“la burbuja ha explotado”. Desea con todas sus fuerzas que los socialistas se hagan moléculas en el universo infinito. Que los del PP. se vayan al carajo igual que él. Ansía que el mundo se haga un paraje derribado y su oficina sea la única puerta en pie para reconstruirlo.
Cuantas fronteras para llenar de muros, cuantas cárceles para estrenar humillaciones, cuantos Vaticanos para darle cuerda a los leones. Todo eso por fundar, si alcanzase la ola presagiada por los mierdas ecologistas. ¡Nada de bombas silenciosas modernas!, resultan simplonas. Llenas de virus, destruyendo sin derribar. Él quiere bombas reales, de las antiguas, esas que tiran casas despedazando perros. Aquellas dejando árboles hechos leña. Películas donde el último hombre sea un hombre con mujer y un alcalde. Para rehacer la civilización de antaño
Todo ese delirio será el whisky o la coca que lo han dejado solo. Sin dinero la coca te deja sordo, mirando tu pasado como una película en VHS, caduca, sin nitidez.
Te deja alucinando sobre lo perdido y lo gastado, te deja arrastrado y confuso en una corriente donde sino vuelves a rabiar, acabas siendo piedra.
¡Ay, que culpa la mía no haberlo detenido! haber organizado una investigación a tiempo. Haberle puesto un caballo perdedor en su ruta hacia el paraíso. Que mala prevención darle trabajo a diario. Crear de todo una empresa, desde catering, hasta vendedor de flores. Desde hacerse de Fiestas, Cultura y Deportes, hasta llegar a construir una Plaza de Toros. Una pirámide para su exaltación eterna. Que malo fui al proporcionarle todas las armas para hacerlo un aprovechado empresario. Hablarse de tú a tú con el Alcalde. Regalarle aceite, pan y vino como en los evangelios. ¡Que mal me porté! ¡Que mal!
Un pobre santo emprendedor es lo que soy. Un currante buscando trabajo para los reyes de la quimera. Los que saben rezarle mejor a la lotería, que a la razón. Un santo buscado solo en horas desesperadas. San Pancracio en la nevera, castigado y sin trabajo. Congelado de miedo. Mártir del whisky, la viagra, el vértigo de la acometida inmobiliaria .Las casas no valen lo que cuestan…


¡Mala resulta la bondad, muy mala!

Richard Villalón

Villalón Otoño 2007clases de canto






Curso para la comprensión de la voz en todas sus acciones, buscando conciencia de la expresión vocal, en sus primordiales espacios de desarrollo. Dirigido al público en general y personas dedicadas al espectáculo como medio vital.
Villalón ha investigado durante muchos años la trascendencia de la gente que canta, cuenta o “ficciona” a través de la palabra hablaba, cantada o escrita. Por esos resultados, quiere establecer contacto con gente llena de ideas acerca del motivo de la expresión sonora, ávidas de encontrar razones en sus palabras y sus silencios.
Gente que maneja a diario el discurso artístico o gente que por razones personales, han aplazado su trabajo como artistas.
Los requisitos indispensables son aptitud individual sobre variados índoles, a partir de lo musical, buscando lenguajes personales, expresiones interesantes.
Actitud lógica para una investigación integral. Buen nivel de percepción, creatividad para reconocer y conducir, el amor, el odio, la duda, en resultados estéticos. Sean o no, proyectos artísticos. Se busca alumnos-creadores para intercambiar géneros, culturas y formas. Fórmulas de lenguaje verbal y no verbal.
Las bases de su técnica son principalmente el canto clásico, canto gutural, Gestald, técnicas analíticas de creación, dicción, discurso.
Seres con los cuales el “Coach” convierte una maquinaria con ideas, en un aparato productivo.
Busca gentes diversas con clara inclinación al aprendizaje, no al forcejeo intelectual.
Las sesiones serán de ocho horas mensuales de manera unipersonal.
Admisión previo casting y entrevista personal.
Agradecemos la publicación y difusión en vuestros medios.
Precio, información, material grafico, entrevistas personales:
955 712 304-656 306 524

jueves, 11 de octubre de 2007

Cantos de Sistema


Windows dice: “Su sistema puede estar en peligro”. Mira mi cara, un mundo silencioso, por eso viene a asustarme. Aquello callado es susceptible de ser asustado. Por ejemplo ¿Qué miedo sentirá el maletero del coche de Madeleine, callado, sabiendo, sin poder confesar? O el miedo que sentirá la pluma de Sarkozy, esa pluma con la que firma decretos para expulsar inmigrantes. ¿Sabes el miedo sentido por tu corazón cada vez que ves al ser amado y callas?
Cuando niño tuve un gato al que se le comenzaron a caer los dientes, mi familia abrumada decía tenían que hacerlo dormir. Claro, como a todo niño, dormir era esa cárcel a donde te envían para enmudecerte. Para que no sigas preguntando:” ¿Por qué, si Dios existe, hay gente sin comer? “Por eso los niños lloran a gritos. Para despertar a Dios.
El gato era viejo, miraba alrededor, vaticinaba. Sin dientes los gatos no comen.
Los ratones se ríen con dientes brillantes. La risa cuando se hace burla es un rotor puliéndote los dientes sin anestesia. El gato maullaba, cada vez que quería comer, todos lo miraban compadecidos. Un día descubrí, que a pesar de no poder comer, el gato seguía maullando, en su maullido no se quejaba: Cantaba.
¿Windows será la mano perniciosa de Dios advirtiéndote cuando sales del sistema? ¿Estas en peligro invariablemente de ser falsificado? Dios ordenador en su nave astronauta. ¿Dirigiéndonos al vacío?
Mi gato maulló mucho, los demás sabían que era dolor. Así aprendí que cantar era la única forma de escapar al miedo de morir.
Al final encontramos seco al gato, como un pergamino, quedando su canto en las paredes de la casa. Gato ángel para la eternidad, sabio mártir sin presumir. Incluso la muerte siguió maullando, entonando canciones llenas de una alegría coloreada.
Todos supimos lo irremediable, pero también supimos que él se había elevado en cantos maullantes a un paraíso donde seguramente pocos teníamos acceso.
Canto por vencer al miedo, como mi gato desdentado.
Estas quieto, vienen moscas, se posan esperando. Si estas callado vienen más silencios, te tragan la mirada. En Sevilla soy maestro de canto, mi centro motor nunca deja de cantar. Ni siquiera cuando un padre borracho se tropieza en un río con su niña en brazos, ahogándola. No dejo de cantar cuando queman imágenes de reyes irreales, cuando hacen redadas para detener la maldad. Encapuchados alterados con una bandera pintada de verdad. Al final no distingo bien a los terroristas de los buenos, si todos van disfrazados de seres atroces, alucinados por la patria.
No dejo de cantar cuando suben las hipotecas y los bares se llenan de gente desesperada. No dejo de cantar cuando pido ayuda y me dan un proyecto para desaparecer de esa oficina, triste pero sonriente, como una falsa señal. No paro de cantar cuando tu cuerpo se llena de ronchitas y la seguridad social dice que es un staphylo cocus aureus. Ya no me abrazas como antes, a media noche, dejándome al mundo como verdugo. Lejos de tu alma-faro para mi salvación.
No dejo de cantar cuando hablo de cantar y la gente predice a los cuarenta principales como el ojo de Dios en la tierra. Las discográficas afirman que la música solo es un negocio, algo inexorablemente yéndose a la mierda. Cuando veo piratas en todas partes sin distinguir quienes son mas crueles.
No dejo de cantar cuando Zapatero decide entre la ciencia y la moral. Rajoy llevando las tablas de la ley, apóstol de la rabia. Me cobijo bajo una canción cuando llueven granizos y aseguran otro terrorista acechando nuestros pasos. ¿Un terrorista nos hará desertar de la esperanza?
Canto mientras se descarrilla un tren y un hombre ha pasado del sueño a la muerte sin ninguna escala. No dejo de cantar cuando Cajasol me envía a una supuesta fábrica de ideas, despreciándome por sudaca, homosexual y vida-adicto. No dejo de cantar cuando se derrama la leche y mis sentidos ven ríos de coches estrellándose contra casas inocentes en Alcalá de Guadaíra. Cuando la televisión exagera a la Pantoja. Nunca queda claro ¿por qué sube el pan?.¿Por qué todos dependemos de los cereales a la hora de soñar nirvanas? ¿Seremos roedores de un árbol a punto de ser derribado? ¿Por qué hay tanta multa de tráfico si todos vivimos detenidos en la sensación terrible de nunca avanzar? No dejo de cantar cuando hierve el agua y descifro en las hojas del té lo que algún día vendrá para salvarnos. Cuando escucho una canción, existiendo un hombre sumido en la prevención de la muerte, atado a una máquina para respirar. Cuando nacen siameses, cuando mueren feligreses en una procesión. No paro de cantar, no paro…
Windows dice: “Guarde esta información, desaparecerá por usar un programa falsificado” Windows dice que me calle, la música solo distrae, Windows no tiene voz, solo palabra. Tiene significado, nunca sonido. Sigo escribiendo, Windows nunca logrará callarme. Cantando jamás conseguirá asustarme. Una palabra callada sirve solo la mitad. Un canto es la ceremonia esencial de la vida. ¡Nunca dejemos de cantar!

Richard Villalón