jueves, 2 de abril de 2020

Confinamiento




Queremos agradecer a los preocupados por nuestras andanzas. Es un tiempo para pensar distinto porque es distinto el tiempo que implacablemente viene. He leído mucho los minutos transcurridos en lentas y copiosas horas. El espejo devuelve señales para evitar usar un optimismo alejado de la talla merecida. Cada mensaje de las redes suena hueco, recalcitrante, bastante cool. Reconozcamos en masa: Tenemos lo que hemos ganado. Hemos hecho pedazos los sueños ajenos. Ahora el boomerang del karma regresa para darnos donde más queríamos permanecer, o sea, la bendita comodidad de lo establecido, aunque forme parte de un decorado de película B.
Cuando vayamos de la sala a la cocina sería bueno recapacitar sobre nuestras ansiedades consumistas, nuestro ego acorazado, la pose requerida cada día. Nuestras vidas al final resultan un selfie reiterativo, aderezado con mentiras humanitarias de manual, comida light e Instagram & Facebook, bien gracias.
No creo que después de esto la gente se vuelva mejor. Al contrario. Ya hay anuncios para elaborar despensas del futuro dentro de nuestras casas. Seguros contra pandemias, maneras de despedir empleados sin culpabilizarnos. El buenrollismo resulta pernicioso cuando es un aplauso desde los balcones, habiéndonos necesitado antes apoyando al sistema sanitario. De este juego también han surgido la epidemia de artistas “balconizando” la cultura popular. Parece que si no quemas un bosque por la fuerza del encierro, destrozas las versiones sanas de ser artista realizado, convirtiendo a los verdaderos artistas en habitantes desahuciados. El arte nunca rellena nada, ni satura nada. El arte es un ser orgánico que viene para ser alimentado por la fantasía del público en general. Nunca para ser contenido en telediarios.
Gracias por sus mensajes, estamos bien dentro lo que cabe. También buscamos casa urgentemente, es imprescindible para dinamitar las actuales columnas del infierno. Amamos mejor a nuestros allegados, no tenemos vergüenza en odiar abiertamente a cada hijo/a de puta con quien nos hemos cruzado. Cuídense. El coronavirus se irá, pero no se despisten dejando la puerta abierta a los malvados. Los queremos.

Richard Villalón
jueves, 02 de abril de 2020