miércoles, 9 de enero de 2008

el diablo y los intrusos




En nochevieja escuché los primeros gemidos. La casa iluminada a tope adquirió un tinte lujurioso, mal satisfecho. Recordé a Loles aclarándome acerca del kéfir: “Es ladino, silencioso, provoca coagulaciones a su paso. Amargo y sensual, como George Clooney”. Compartimos la idea en su parecido con el matrimonio, por eso mismo acordamos, que el frío detiene tanto la vida, como la memoria detiene a la muerte. Me regaló el kéfir, con esa condición, nunca dejarlo en la nevera, cuidé de mi kéfir como un niño asombrado, no quería a nadie cerca de él. Loles me cae bien. Tiene glamour natural, una claridad pasmosa alumbra su laberinto
Mi matrimonio-kéfir tiene forma sibilina para hacerle frente a la vida, dejando que Dios nunca mate, aunque inevitablemente, oprima.
Algo pasaba en la cocina, había ruidos de sillas pesadas arrastrándose, la televisión se encendía sola, sin causa justificada, justo a la hora de las noticias. Olía a vinagre y llegué a especular un olor a espermatozoides.
Este fin de año pocos amigos llamaron. Nobuyo desde Japón me dio cábalas para evitar faltara riqueza, amor y deseo durante el año. “Tres tipos de arroces detrás de la puerta principal, una flor blanca arrojada al mar…”
Cuando vi por primera vez su cola, supuse la cola de la rata Facunda. Una rata del Ikea, compañera sentimental de mi gato psicópata. Cuanto más la quiere más la estrangula, la muerde encerrándola en sitios insospechados de la casa. Creí que Facunda había perdido la cola en un arrebato pasional .Quise rescatarla con la escoba, detrás de la nevera. Al tocarla sentí una mariposa destrozándose en mi estómago. Esa piel tan caliente me asustó, mi grito mudo quedó tatuado en la parte frontal del frigorífico. Los kéfires son unos hongos parecidos a la coliflor, provienen de la Rusia profunda. Popularmente le llaman búlgaros, los mejores son rumanos. Cuando esa cola me guió hasta la encimera encontré a mi kéfir hablando como loco, nada me hubiera hecho sospechar un diablo reducido a la imagen de un pobrecito hongo para cortar leche.
Pregunté temblando acerca de su aparición y él dijo que por suerte había caído en esta casa. Sabía que somos dos tíos casados (nueva familia) eso lo sobreponía algo en su pena. Aseguró balbuceando acerca de los tiempos cambiantes, si al menos le hubieran advertido de una Iglesia madre de todas las acciones obscenas, él se hubiera preparado hace siglos. Imposible creer de golpe y porrazo al Papa hablando hipnotizado ante miles de Peperos, vía canal digital ¿Cómo era permitido condenar sin ningún atisbo de piedad cristiana a las nuevas familias? Los riesgos de una iglesia caída en picada tenían ahora un solo demonio: El PSOE. “Tantos años hurgando en el corazón humano, metiendo tentaciones en la faz de la tierra, para que ahora un puñado de desaprensivos sean más malvados que yo mismo, Lucifer”. Según ellos, las nuevas familias llegaran a ser la gota que colme el vaso para derretir los polos, invadiéndonos todas las pestes del universo mencionadas en la Biblia. “¡Vaya papel trágico me ha tocado!”, contó acongojado. Solo tuve miedo del brillo de sus ojos cuando nombraba al Papa como el amo absoluto de toda confusión humana. Eso de que “el diablo harto de carne se metió a fraile” le sonaba ahora fuertemente en su conciencia. Había encontrado el escarmiento viendo como sus mejores enemigos se habían apropiado de sus acciones castigando sin cesar los actos del progreso social. “Cuando el diablo habla tiene licencia de Dios” y ahora él en esa forma triste de kéfir no sabia si Dios mismo se estaba ocupando de sus desesperadas palabras. Dios lo había abandonado poniendo ante si una iglesia fundamentalista, terca alrededor de su propio ombligo. “El diablo sólo tienta a aquel con quien ya cuenta” miles de personas alrededor de una plaza habían sido convocadas esta vez por la Iglesia para dinamitar una paz conseguida luego de siglos de persecuciones y actos malignos. Todos con diformismo sexual, es decir que no se puede diferenciar los sexos por fuera, todos con la derecha planteando el retroceso de la rueca del tiempo. Hablando de Dios para capturar votos. El rosario en el cuello, y el diablo en el cuerpo.
¡Pobre diablo! Aunque no tiene como mantenerse, ni alta como autónomo, ni paro de funcionario, le he dado cobijo. Lo único prohibido es hablar de las elecciones, él se enciende y me quema los muebles, solo por eso. Tomo yogurt todas las mañanas, alguna vez nuestros chistes acerca del cielo nos llevan a la realidad y mirándonos fijamente sabemos que en Roma saben perfectamente que “A quien Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.”

Richard Villalón
Sevilla, martes, 08 de enero de 2008
http://www.richardvillalon.com/