jueves, 7 de mayo de 2009

Por Sino


Babosa Ariolimax, la que tiene la costumbre de arrancar, masticar y, a veces, tragar, el pene de la pareja una vez finalizada la cópula. En algunas especies, se arrancan el pene y lo insertan en la vagina de la pareja para impedir nuevas cópulas.

Esto es tramposo .Una silueta hospedada en la cama espía estas horas bajas ¿adonde andarás?
Juramos en el último trago, habría rancheras solo en caso de incendio. Soporté como un hombre el código letal de tu lenguaje. Subiste muchas veces al balcón vestido de charro tentando al vacio, metiéndome el miedo de perderte. Aun hay avenidas y bocinazos en mi corazón cuando tu piel, asoma en otra fiebre. Lo nuestro era sexo puro y volviéndome feliz, sentaba fatal. Mi religión era la oscuridad. Sumergías mi alegría para sacarme antes del último suspiro, fui tu objeto desaprovechado .Un cuaderno en blanco, un plato colmado de sopa, un tequila envenenando el vaso. Sabías asfixiarme, hacerme temblar, sentía al mundo compadeciéndome como perrito extraviado en una gasolinera...
Me maltratabas bien, no lo voy a negar, sabías llenarme de relojes desorientando mi horario. Antes de cagarla, me dejabas revolcar en el fango viscoso de mi soledad. ¿Donde andarás?
Tus labios tragándome son cicatrices negras en mi tez sedienta, transparente, alucinada. Después de muchos años esta tarde me dejo arrastrar por la corriente. Sería verdad, el amor es amargo y tiene cuello de… ¿lija? Nuestras coincidencias fueron acertijos blindados lavando platos en la amanecida.
Cada “Noche de Muertos” parecíamos inmunes usando el talismán del amor apasionado, recuerdo insomne habernos atrevido siempre demasiado. Amaba que me matarás de una palabra, amabas que te matara de un timbrazo. Vaya torpeza de verdugos aprendices, colmándonos de besos y cines de madrugada
No te dejo de pensar. De recapitular mientras España me deja ciego y la lluvia sorprende la suela de mis zapatos probando otra de realidad.
Éramos hermanos siameses, la gloria de la desadaptación. Cantaba canciones profundas, mientras asaltabas a los demás pidiéndoles corrección. Eras del PRI, yo extranjero…Una mascarada, un circo espectral. La democracia menos acertada…
Dejabas tus papeles en el escritorio, parecían cargar animales extraños. Muertos ocultos, pasadizos de roca, torturas con agua gaseosa. La casa entera sonaba a rezos. Eras hermosamente malo, perfecto para cualquier ejecución. Mis amistades me miraban como a un condenado. Tus dedos conocieron mis agujeros a fondo, tus ojos oscuros taladraron la solidez de mi integridad. Tu sudor se hizo mi mar y tus jadeos, mi hambre.
Eras algo muy mío, tus pezones dañaban la cavidad de mis encías descubriendo tu entrega de caracol arrastrado por mi humedad. Que corrientes pudimos ser, la educación a la mierda, Tu licor dejó de hacerme resistente al desamor.
El bueno y el malo, el bello y el bestia. El ángel endemoniado y el demonio angelical. Vaya personajes que encarnamos. Travestidos, mutantes y sedientos. Tóxicos el uno para el otro, exactos a la hora de pelear, intactos a las súplicas.
Nuestras ventanas reflejaban perplejidad. La nevera socorría nuestros infiernos. Te quise mucho, seguramente más de lo que me atrevo a confesar. Tu revólver nunca pudo sacarme esa verdad. Ni tus persecuciones nocturnas, ni las estampitas que dejabas ensangrentadas en el parabrisas de mi coche. Te quise mucho y el sabor de tu bigote me traía amargado. Éramos dos seres distintos encadenados uno a otro. Subíamos nuestra piedra de dolor cada veinticuatro horas para volver a cargarla igual que cualquier infinita maldición. Nunca paramos.
Ninguna brujería del mercado era más potente que nuestros gritos cuando llegaba la explosión del orgasmo delirante, expansivo, cruel. Ningún sicario fue más sanguinario que verte desnudo, violento, bañándote de mi, llorando desesperado por no saberme dejar.
Que bien nos hicimos el mal. Salías con tu traje de gánster. Cuando te veía bajar al estacionamiento, soñaba con escuchar ese estallido que la noche anterior había imaginado para eliminarte.
Quería verte repartido en mil pedazos. La migas de tu corazón pegadas en un semáforo. Tu “chile” (*) sangrando, Si no mío, de nadie.
Que desaparecieras de la guía telefónica. Quería que tus opositores políticos se encargaran de hacerte pagar el dolor que habías inoculado en mi vida.
Pero a los diez minutos tu olor me dejaba convencido, la cura sería peor que la enfermedad. Te amaba a mares, a cuerdas anudadas, a llantos enceguecidos, a muchos kilómetros más de los que pudiera caminar. Te amaba tanto ¡Cabrón! ¡Puto! ¡Hijo de la Chingada!
Viví meses hipnotizado en la mesa, sentado, temblando al oír tu llave en la puerta. Mi cuerpo electrificado confundía las ganas de empalmar, con las ganas de llorar y las formas de mear. No atinaba a escapar. Pretendía vivir toda la vida a tu lado. La muerte entera, juntos. En las afueras de mi alma alguien había advirtiendo:”Uno siempre cae enamorado de su verdugo”. Aun así he caído en la trampa del recuerdo. Vivo intranquilo temiendo tu fantasma. El sabor limón de su boca y la sal de su sombra inexacta… Vivo desenfocado en esta felicidad que no me resigna. En esta ciudad desdentada, sorda y vigilada por el miedo feroz de los correctos. En este rio que se ríe de mi risa nerviosa, provocada por tu quimérica ausencia dentro de mi cuerpo.

Richard Villalón
Sevilla, viernes, 01 de mayo de 2009
http://www.richardvillalon.com/




(*)polla, julio martinez con paperas, coyoma, cabeza de gato ,el sin orejas, el guanaco ,boca de pescado, tula ,el Troncoso, arrollado de venas, pichula ,el micrófono ,la salchicha ,espinilla meona, el niño, nepe, maso, turula, el lord vader
manguaco ,corneta ,guañaño, dick ,poronga, verga ,suancito, el empalador ,hermano chico, tronco, miembro, miembrillo, Ñañito, amigo del alma, moquilleitor, espíritu santo ,chino con beatle, cuchillo de carne, amigo de la manuela, pirulo ,pirula, pirulín manguera, compañero de toda la vida, palo, dedo del medio, dedo sin uña, colloma, coronta de choclo, cabeza de alcancía, cogote de pavo, pinga…