lunes, 28 de noviembre de 2016

Tejido

Tejido


Tejer es escapar con las justas del abandono, de la fealdad, del silencio.
Tejo mucho, no me avergüenza… Es más, tejo para recuperarme de esa red que es la vergüenza.
Me avergüenza no ser precavido. Dejar entrar seres  ornamentales, trayendo su nada, su hambre  por verse reflejados en el espejo de la poesía cuyo calor me guarece como madre buena. Me lio con esos falsos ángeles, daría mil años porque les cayesen esas madrugadas  donde sometido a la tortura de no poder llorar, tengo miedo al frio. Humanitos soberbios, estentóreos, con segunda piel, acicalando su vacio con frases extraídas de Facebook, Istagram…cerveza  barata los fines de semana.
Tejo, tejo y tejo cual araña perdiendo la noción de las estaciones, dormida  confiando en la solidez de su tejido pertinaz, opaco hasta recordar la dureza de una piedra…
Tejer es como llover… luego la lluvia se estrella con su carita de gota en la ventana. Interrogándose por qué un hombre tan extraño, anuda, asciende y desciende por los recovecos floridos de una lana. Se pone a tararear canciones, amarrar palabras, columpiar desganos. Se pone a espantar a la soledad de los abrazos torcidos, se pone a ver el alma del aire, para evitar una orfandad de sonidos…
Tejo, por eso, tejo…

Richard Villalón

Lunes, 28 de noviembre de 2016

lunes, 5 de septiembre de 2016

Richard Villalön y José María Moreno Paredes 11 años de casados 5 de Se...





11 años casados , pero no cazados...

Once años de Casados




Los veo bailar cuando me asomo a las avenidas del recuerdo.  Hurgando papeles destrozados por esos dientecitos certeros que tienen los minutos. Embebidos de alcoholes fuertes, cantando, cenando… con la ropa exacta usada por la juventud. Sus zapatos llevando huellas inéditas para inaugurar paraísos. Los veo bellísimos aleteando libertad, besándose  vehementes, fervientes en su encuentro. Los veo tácitos en su razón sensual, su gozo es hijo de ellos, nadie se atrevería a preconizar alguna desgracia. Sus manos entrelazadas, sus sexos brillantes como algas varadas en el espacio tornasolado del mar extraño donde se agita el placer…
Ay el placer que tanto duele cuando se despierta y tanto penetra cuando se aleja.
Andan entre las columnas de la alegría. Flotan mirándose, tragándose, importándoles una mierda los presidentes, el oro, las escaleras al cielo. Adoran los huevos de avestruz infértiles, a los perseverantes delirantes, las acciones absurdas, la cola de cualquier cometa…
Los veo y el recuerdo preserva hasta el color de los dientes, el largo del pelo, la calidez de los lubricantes naturales, las playas del aire, el sabor del Tzatziki , el picante “heavy” , mezcal “in the rocks” please honey sweety ….
El recuerdo es un vigía, cuidando su juego de espejos. Justo cuando el orgasmo tira su piedra inaudita, antes de las naves espaciales, la visión de Dios cagando y el suspiro final devolviéndolos en un espasmo sordo al laberinto de la realidad. Librados milagrosamente de amantes con piernas malignas, de “amantas mantis religiosas”… De “odiantes” indignados ante la constelación de su encuentro… Su eje los ha unido tanto, son siameses del alma, del cuerpo inquebrantable ante la envidia, del deseo insaciable contra la falsa bondad…. Ya nadie puede sacarlos de eso mortífero e inhumano, llamado amor.
Qué bien los veo, los leo, los presiento…
Aunque hayan firmado un papel, eso no es tan eterno, como cada amanecer que despiertan ratificando el poder y la dimensión fabulosa de su mundo…


Richard Villalón

Sevilla, lunes, 05 de septiembre de 2016