sábado, 22 de septiembre de 2007

Carne de mi Sangre

Carne de mi sangre


Es raro, todos los abuelos tienen santos en casa. Estos tienen solamente una felicitación de primera comunión ajada varios años. La cruz alargada. Pasa con la edad, todo se deforma o parece transformado. Algo se amarilla. En su juventud no eran muy dados a la iglesia. Se casaron por lo civil, en la boda dicen murió un tío de infarto, en pleno banquete.
Siempre he querido que tu madre sea más cariñosa. Un besito apretado, una caricia, algo para entender su amor a los niños, como las demás abuelas. Tu padre, solo esperando ver a Rajoy soltando algo en la TV, rezongando:” Zapatero llenará de maricones a España”. Tu padre y Rajoy se parecen, por cierto, cuando insultan les brilla algo dentro los ojos, se pasan la mano por el cuello, tiemblan endiablados. Los dos viven contra la corriente, siempre encuentran mierda en cualquier acto ajeno.
Este año van los niños a Sevilla, a Punta Umbría- para ser playa tiene nombre de cementerio-, solo porque el medico lo ha recomendado. Una anemia se quita al sol y mucho gazpacho. Tu madre hace el gazpacho sin ajo, soso, sin gracia, muy propio en ella.
Cuando nos casamos nunca supuse que su amabilidad inicial duraría toda la vida.
Toda nuestra relación familiar es igual a la primera noche cuando nos conocimos.
Han pasado los años, ella sigue preguntándome cuántos hermanos somos, “¿Tus padres fuman?”, ¿Te dejas echar las cartas?
Cuando comenzaron tus hemorragias, lo asombroso era ver como tu madre traía ese puré de fresas, te lo daba a solas, en la oscuridad. Eso has heredado de ellos, en pleno verano y las cortinas cerradas. La oscuridad y la penumbra, albergando esas macetas con tierra, sin plantas. Llenando la casa de tristeza…un olor a otro sitio.
Lo que me atrajo hacia ti, fue tu declarado amor por el sexo, follarías hasta con una muerta. Eso gusta y atormenta. Te pones loco, me asaltas. Cuando estas dentro mío recién despierto en tu planeta, en el cual nunca me has nombrado con nombre propio. Tú, tus ojos vueltos gritándome:”sigue…”.Arañando tus pies mis piernas, clavándote igual las uñas en el mismo fondo de la soledad y el vacío. Un idioma gutural, profundo cual maldición. Tus manos garras, mi cintura presa en un ritmo infernal, jamás lo cambiaria por nada. Cuando estamos juntos, es como si llovieran pétalos de hostias o cayera bajo una ola, blanca de ti.
Esa demencia por mí, cuando menstruo… excita a mis amigas, dicen que eres un guarro. Otras sonrojadas les gustaría ser folladas en esos días.”Si después de haber hecho el amor, no sales sucio, es porque no has hecho nada”.Nosotros salimos salidos, agotados, aguardando el próximo encuentro.
Amor sonámbulo, quitamos nombre a las cosas, solo por la noche me reconozco viva. Los días me dejan cansada de luz, los niños sobran en este paisaje, solo quiero verte a solas, para caer en tus labios, tus dientes.
Este verano necesito a los niños en la playa. Si se ahogan, lloraríamos algo, bajaríamos de peso. Tú no lo necesitas, siempre estas esquelético, ojeroso y caliente.
Los niños vivirían más seguros muertos, alejados del pacto de Kyoto y de George W. Bush.De la gente aterrorizando con sus miedos al mundo, viendo terrorismo en cualquier parte.
Me querrías a todas horas, las 24 del día. Encerrados en nuestro cuarto. Ideando maneras para llegar por otros pasillos al orgasmo. No importa me digan loca, mala madre o pérfida. Haberme hecho la “longui” estos años…
Estás en mi sangre, mi sangre pide más sangre. Al final los niños volverán cualquier madrugada del cementerio. Algo sucios, sedientos, desconcertados. Se pondrán a jugar con la play station, en silencio, como si nada. Mientras nosotros seguimos inventando el universo…cielo o infierno, según se mire.
Richard Villalón

No hay comentarios: