jueves, 14 de febrero de 2008

Con...trato



No quiero tender la cama, he luchado contra ti toda la noche. Sus refugios blancos resultaron guaridas donde el dolor masticó impasible. Cada vez que te vas, siento evaporarme, es verdad, el amor es un castigo para quien no sabe vivir solo. Tu olor es un río llevándome a fondo, una velocidad violenta, una piedra al cuello. Como preso político que ha sobrevivido a mil picanas y lo llevan en avión para desaparecerlo en alta mar.
Así anoche me has faltado… Como esa llave ausente supone abrir la puerta de los silencios. Me has faltado mucho, embriagado reconocí un ojo azul en el móvil con mensajes inútiles escapando de la plenitud .No quiero tender la cama porque huele a mi miedo de vivir sin ti. Prefiero esa certeza, a no habitar jamás en mí…
La televisión bombardeó con su mirada feroz esta habitación. Aparecieron señores vendiendo maneras para triturar una manzana, un experto cortando en cuadraditos, reía en alemán hablando de la calidad, como quien sabe encender un horno crematorio. El gato veía la película de mi soledad como vigilando un ratón en su primera pirueta.
Señor Rajoy ¿En qué parte de su contrato hablan del amor que nos arrastra a España?
¿Qué nos llevaremos los salvados, los que no llegamos a ser empujados al vacío sobre el mar? ¿En el contrato se aclara que huir es la manera cruel de ser castigado?
Señor Zapatero ¿Todos son tan amables como Vd.? ¿Estará bien mi mano haciendo la curva de su ceja? ¿Donde vive la felicidad cuando somos abandonados por nuestro país? El pan resulta una caridad a pesar de haberlo ganado trabajando en oficios desechados.
Todas las preguntas pueden ser armas terroristas. Uno quiere volverse feto o una patadita en el vientre materno. Llorar para no salir a este mundo llamado Europa, a esta sensación de cargar una estrella frente a las alambradas. A este temblor cruzado entre el miedo y el frío de la indiferencia con la que nos castigan al pensar en nosotros, como diferentes. Seres poco calificados, armas de destrucción pasiva, muletas de los viejos, cuidadores de niños, carne de viveros o putas de carretera.
Sabemos perfectamente que la vida tiene un motor llamado deseo, engrasado con sueños. Rojos o amarillos, azules, negros o claros, veloces como parpadeos en la montaña rusa. Ahora estoy trabado viendo estos personajes vomitándonos con promesas electorales, cada palabra suena a corriente presagiando muertos. Un molino con sus goznes oxidados hace siglos. Suena a nuevos ricos acechando oficinas, a futuros planeados sobre contratos basura. Una bolsa de plástico donde el paro no es cardíaco. Un accidente social siempre premeditado. Un seguro donde la máquina severa no cumplirá con el hombre.
Se vienen las elecciones, debiera pensar cómo recuperarte. Pienso en tu calma, en los dedos de tus pies cuando duermo entrelazado a tu pelo de maíz, tus ojos de cenizas aun caldeadas, el sueño de vivir juntos hasta que la vida nos separe, morir juntas las eternidades insospechadas.
Tengo miedo de tender la cama, no vaya a ser motivo para romper algún contrato. Solo siembran miedo, el temor nunca es respeto. Ojala Rajoy se case con alguien peor que Carla o amanezca convertido en sudaca- rumano- chino. Sus vecinos le miren desconfiando sus costumbres. Su comida huela mal. Ojala su hipoteca se vuelva contra sus mejores fantasías Pierda las gafas un minuto antes de tomar el metro atestado. Despierte en medio de Irak justo cuando pasen los guardias armados. Lo confundan como él confunde con su claridad tirana. Descubra dos padres o dos madres en su partida de nacimiento Ojala se convirtiera en humano aterrado sobre una patera. Le deseo tanto mal como el que él, fabrica para mi.
Ahora no quiero tender la cama, quiero beber tu sonrisa como quien tras del desierto descubre un manantial. Como un hombre gritando ¡Tierra! desde una carabela, como la sangre llega al corazón después de mil arterias, confundida…

Richard Villalón
Sevilla, 13 de febrero de 2008
http://www.richardvillalon.com/

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