cantante,escritor, actor.exilios e historias gays publicadas en medios de Peru. México y España
jueves, 14 de febrero de 2008
Con...trato

No quiero tender la cama, he luchado contra ti toda la noche. Sus refugios blancos resultaron guaridas donde el dolor masticó impasible. Cada vez que te vas, siento evaporarme, es verdad, el amor es un castigo para quien no sabe vivir solo. Tu olor es un río llevándome a fondo, una velocidad violenta, una piedra al cuello. Como preso político que ha sobrevivido a mil picanas y lo llevan en avión para desaparecerlo en alta mar.
Así anoche me has faltado… Como esa llave ausente supone abrir la puerta de los silencios. Me has faltado mucho, embriagado reconocí un ojo azul en el móvil con mensajes inútiles escapando de la plenitud .No quiero tender la cama porque huele a mi miedo de vivir sin ti. Prefiero esa certeza, a no habitar jamás en mí…
La televisión bombardeó con su mirada feroz esta habitación. Aparecieron señores vendiendo maneras para triturar una manzana, un experto cortando en cuadraditos, reía en alemán hablando de la calidad, como quien sabe encender un horno crematorio. El gato veía la película de mi soledad como vigilando un ratón en su primera pirueta.
Señor Rajoy ¿En qué parte de su contrato hablan del amor que nos arrastra a España?
¿Qué nos llevaremos los salvados, los que no llegamos a ser empujados al vacío sobre el mar? ¿En el contrato se aclara que huir es la manera cruel de ser castigado?
Señor Zapatero ¿Todos son tan amables como Vd.? ¿Estará bien mi mano haciendo la curva de su ceja? ¿Donde vive la felicidad cuando somos abandonados por nuestro país? El pan resulta una caridad a pesar de haberlo ganado trabajando en oficios desechados.
Todas las preguntas pueden ser armas terroristas. Uno quiere volverse feto o una patadita en el vientre materno. Llorar para no salir a este mundo llamado Europa, a esta sensación de cargar una estrella frente a las alambradas. A este temblor cruzado entre el miedo y el frío de la indiferencia con la que nos castigan al pensar en nosotros, como diferentes. Seres poco calificados, armas de destrucción pasiva, muletas de los viejos, cuidadores de niños, carne de viveros o putas de carretera.
Sabemos perfectamente que la vida tiene un motor llamado deseo, engrasado con sueños. Rojos o amarillos, azules, negros o claros, veloces como parpadeos en la montaña rusa. Ahora estoy trabado viendo estos personajes vomitándonos con promesas electorales, cada palabra suena a corriente presagiando muertos. Un molino con sus goznes oxidados hace siglos. Suena a nuevos ricos acechando oficinas, a futuros planeados sobre contratos basura. Una bolsa de plástico donde el paro no es cardíaco. Un accidente social siempre premeditado. Un seguro donde la máquina severa no cumplirá con el hombre.
Se vienen las elecciones, debiera pensar cómo recuperarte. Pienso en tu calma, en los dedos de tus pies cuando duermo entrelazado a tu pelo de maíz, tus ojos de cenizas aun caldeadas, el sueño de vivir juntos hasta que la vida nos separe, morir juntas las eternidades insospechadas.
Tengo miedo de tender la cama, no vaya a ser motivo para romper algún contrato. Solo siembran miedo, el temor nunca es respeto. Ojala Rajoy se case con alguien peor que Carla o amanezca convertido en sudaca- rumano- chino. Sus vecinos le miren desconfiando sus costumbres. Su comida huela mal. Ojala su hipoteca se vuelva contra sus mejores fantasías Pierda las gafas un minuto antes de tomar el metro atestado. Despierte en medio de Irak justo cuando pasen los guardias armados. Lo confundan como él confunde con su claridad tirana. Descubra dos padres o dos madres en su partida de nacimiento Ojala se convirtiera en humano aterrado sobre una patera. Le deseo tanto mal como el que él, fabrica para mi.
Ahora no quiero tender la cama, quiero beber tu sonrisa como quien tras del desierto descubre un manantial. Como un hombre gritando ¡Tierra! desde una carabela, como la sangre llega al corazón después de mil arterias, confundida…
Richard Villalón
Sevilla, 13 de febrero de 2008
http://www.richardvillalon.com/
Así anoche me has faltado… Como esa llave ausente supone abrir la puerta de los silencios. Me has faltado mucho, embriagado reconocí un ojo azul en el móvil con mensajes inútiles escapando de la plenitud .No quiero tender la cama porque huele a mi miedo de vivir sin ti. Prefiero esa certeza, a no habitar jamás en mí…
La televisión bombardeó con su mirada feroz esta habitación. Aparecieron señores vendiendo maneras para triturar una manzana, un experto cortando en cuadraditos, reía en alemán hablando de la calidad, como quien sabe encender un horno crematorio. El gato veía la película de mi soledad como vigilando un ratón en su primera pirueta.
Señor Rajoy ¿En qué parte de su contrato hablan del amor que nos arrastra a España?
¿Qué nos llevaremos los salvados, los que no llegamos a ser empujados al vacío sobre el mar? ¿En el contrato se aclara que huir es la manera cruel de ser castigado?
Señor Zapatero ¿Todos son tan amables como Vd.? ¿Estará bien mi mano haciendo la curva de su ceja? ¿Donde vive la felicidad cuando somos abandonados por nuestro país? El pan resulta una caridad a pesar de haberlo ganado trabajando en oficios desechados.
Todas las preguntas pueden ser armas terroristas. Uno quiere volverse feto o una patadita en el vientre materno. Llorar para no salir a este mundo llamado Europa, a esta sensación de cargar una estrella frente a las alambradas. A este temblor cruzado entre el miedo y el frío de la indiferencia con la que nos castigan al pensar en nosotros, como diferentes. Seres poco calificados, armas de destrucción pasiva, muletas de los viejos, cuidadores de niños, carne de viveros o putas de carretera.
Sabemos perfectamente que la vida tiene un motor llamado deseo, engrasado con sueños. Rojos o amarillos, azules, negros o claros, veloces como parpadeos en la montaña rusa. Ahora estoy trabado viendo estos personajes vomitándonos con promesas electorales, cada palabra suena a corriente presagiando muertos. Un molino con sus goznes oxidados hace siglos. Suena a nuevos ricos acechando oficinas, a futuros planeados sobre contratos basura. Una bolsa de plástico donde el paro no es cardíaco. Un accidente social siempre premeditado. Un seguro donde la máquina severa no cumplirá con el hombre.
Se vienen las elecciones, debiera pensar cómo recuperarte. Pienso en tu calma, en los dedos de tus pies cuando duermo entrelazado a tu pelo de maíz, tus ojos de cenizas aun caldeadas, el sueño de vivir juntos hasta que la vida nos separe, morir juntas las eternidades insospechadas.
Tengo miedo de tender la cama, no vaya a ser motivo para romper algún contrato. Solo siembran miedo, el temor nunca es respeto. Ojala Rajoy se case con alguien peor que Carla o amanezca convertido en sudaca- rumano- chino. Sus vecinos le miren desconfiando sus costumbres. Su comida huela mal. Ojala su hipoteca se vuelva contra sus mejores fantasías Pierda las gafas un minuto antes de tomar el metro atestado. Despierte en medio de Irak justo cuando pasen los guardias armados. Lo confundan como él confunde con su claridad tirana. Descubra dos padres o dos madres en su partida de nacimiento Ojala se convirtiera en humano aterrado sobre una patera. Le deseo tanto mal como el que él, fabrica para mi.
Ahora no quiero tender la cama, quiero beber tu sonrisa como quien tras del desierto descubre un manantial. Como un hombre gritando ¡Tierra! desde una carabela, como la sangre llega al corazón después de mil arterias, confundida…
Richard Villalón
Sevilla, 13 de febrero de 2008
http://www.richardvillalon.com/
jueves, 31 de enero de 2008
Es Ta…lento

El secreto de poner en ridículo a las personas reside en conceder talento a aquellos que no lo tienen.
Cristina de Suecia
“Mi niña es una artista, sabe mover las orejas y nadie le ha enseñado, además, cuando ve a dos mujeres hablando en el mercado, les adivina las palabras solo al verlas”.
”Maestro, le voy a contar algo que nadie sabe: tengo capacidad para ser perseguido por los perros en la calle, para que los pajaritos se choquen cuando vuelan y para que mi novia no sospeche que llevo sin bañarme varios días”.
Estas conversaciones las cargo desde hace dos semanas, vienen hostigándome de manera obsesiva, creo exorcizarlas al escribir. Me gano la vida dando clases de canto y teatro. La palabra talento siempre me ha parecido exagerada, peligrosa. Muchos talentosos al transcurso de los años han resultado un fraude, sus revoluciones culturales se han cargado muchos corazones esperanzados. Pero está pasando, la gente anda cargando ese término cual talismán extremo para escapar de la realidad. Se resume viendo televisión:
Hace tres días vi a un señor tirándose pedos de manera desmedida, con un público cagándose de la risa ante los pedos. Está claro ¿Qué otro lenguaje utilizaría si comenzamos con la palabra pedo? Los jurados del programa no hicieron algo para que el espectáculo resultara más corto. Esperaron y esperaron, al final de manera hipócrita, despótica, lo eliminaron. Pero sus tres minutos de gloria llevaron al “Tirapedos” a un éxtasis parecido al alcanzado por un místico. El espectáculo comenzaba con el culo del señor “microfonado”, las caras del público arrebatados por una alegría extraña, como hipnótica y yo espectador esperando ver algo corrigiendo el curso de todo, evitando sentirme libre de escoger mi suciedad. Un circo con tres pistas simultáneas.
La gente cuando vienen a las clases de voz y teatro, llegan suponiendo que ser artista es algo fácil. Pagando unas “clasesitas” los voy a lanzar a un estrellato donde se librarían por fin de sus pobrezas, del medio donde se cuecen sus peores pesadillas. Por suerte son pocos, pero los muchos, los elimino con una premisa estúpida y manida: prepararse a fondo, el cuco de todo ocioso.
Hablar con un artista en la alameda de Sevilla es acercarse a un animalito obcecado en construir un discurso ramplón, donde sus frases crearan un eco cataclismo para destruir por fin a sus peores enemigos. Generalmente exitosos. Dueños de compañías o dueños de los sueños truncados de funcionarios teatrales. Una junta no une, apega, delimita.
Trabajé en una compañía de teatro apenas llegué a Sevilla, me abrieron sus puertas y cuando todo parecía de maravilla me acusaron de obsceno, territorial y ególatra. El director amablemente me invitó a volver a mi país aduciendo que gracias a sus influencias en la Junta y etc, etc… mi talento sobraba para esta ciudad.
Han pasado los años y su talento sigue llenando marquesinas del teatro oficialista, me río cuando supone ser un director de algo saludable. “El talento escondido no produce reputación.” (Erasmo De Rótterdam), en este caso creo, si produce espejismos.
La suerte y mi talento me hicieron sobrevivir a su talento.
Lo mismo ha pasado con algunos escritores quienes muchas veces suponen tener voz propia disparando contra aquellos, que aunque pequeña, la tienen propia. Al final son bufones itinerantes de cualquier grupo editorial.
El miedo-pánico por el que atraviesa la televisión local pertenece a sistemas partidaristas, nutriéndose de becarios para perseguir la noticia en forma de famosa, cuanto más impertinentes, aparentemente más eficaces. Hacen seriamente reflexionar en las fórmulas de la felicidad. Bien nos harían algunos internándose en el bosque de su búsqueda personal, contando una noticia donde ninguna verdad comercial llegue a acorralarla.
Dicen que el cine es memoria y la televisión olvido, no logro reponerme de los castings de la tele. De las caras zafias de sus jurados, de toda esta patraña para hacernos olvidar que podemos retroceder a la derecha, la Iglesia cristiana está contra los gays, las lesbianas, el aborto y todo lo que sea progreso. La familia nuclear es radiactiva, el euribor se ha disparado, los niños desaparecen de verdad, Zapatero promete, Rajoy amenaza. Hilary quiere un becario para vengarse corriéndose viva en la sala oval, un señor se ha cargado la banca francesa y los polos nos llenarán de agua hasta la cama.
Aún así, jamás pienso en triste, ni en blanco y negro. Ni escucho un himno donde se hace de la patria un emblema para discriminar, aunque esta ciudad siga amando a los cantantes mudos, los bailarines sin piernas, a los amantes sin alas.
“Existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos.” (Albert Hubbard).
Richard Villalón
Sevilla, 29 de enero de 2008
http://www.richardvillalon.com/
Cristina de Suecia
“Mi niña es una artista, sabe mover las orejas y nadie le ha enseñado, además, cuando ve a dos mujeres hablando en el mercado, les adivina las palabras solo al verlas”.
”Maestro, le voy a contar algo que nadie sabe: tengo capacidad para ser perseguido por los perros en la calle, para que los pajaritos se choquen cuando vuelan y para que mi novia no sospeche que llevo sin bañarme varios días”.
Estas conversaciones las cargo desde hace dos semanas, vienen hostigándome de manera obsesiva, creo exorcizarlas al escribir. Me gano la vida dando clases de canto y teatro. La palabra talento siempre me ha parecido exagerada, peligrosa. Muchos talentosos al transcurso de los años han resultado un fraude, sus revoluciones culturales se han cargado muchos corazones esperanzados. Pero está pasando, la gente anda cargando ese término cual talismán extremo para escapar de la realidad. Se resume viendo televisión:
Hace tres días vi a un señor tirándose pedos de manera desmedida, con un público cagándose de la risa ante los pedos. Está claro ¿Qué otro lenguaje utilizaría si comenzamos con la palabra pedo? Los jurados del programa no hicieron algo para que el espectáculo resultara más corto. Esperaron y esperaron, al final de manera hipócrita, despótica, lo eliminaron. Pero sus tres minutos de gloria llevaron al “Tirapedos” a un éxtasis parecido al alcanzado por un místico. El espectáculo comenzaba con el culo del señor “microfonado”, las caras del público arrebatados por una alegría extraña, como hipnótica y yo espectador esperando ver algo corrigiendo el curso de todo, evitando sentirme libre de escoger mi suciedad. Un circo con tres pistas simultáneas.
La gente cuando vienen a las clases de voz y teatro, llegan suponiendo que ser artista es algo fácil. Pagando unas “clasesitas” los voy a lanzar a un estrellato donde se librarían por fin de sus pobrezas, del medio donde se cuecen sus peores pesadillas. Por suerte son pocos, pero los muchos, los elimino con una premisa estúpida y manida: prepararse a fondo, el cuco de todo ocioso.
Hablar con un artista en la alameda de Sevilla es acercarse a un animalito obcecado en construir un discurso ramplón, donde sus frases crearan un eco cataclismo para destruir por fin a sus peores enemigos. Generalmente exitosos. Dueños de compañías o dueños de los sueños truncados de funcionarios teatrales. Una junta no une, apega, delimita.
Trabajé en una compañía de teatro apenas llegué a Sevilla, me abrieron sus puertas y cuando todo parecía de maravilla me acusaron de obsceno, territorial y ególatra. El director amablemente me invitó a volver a mi país aduciendo que gracias a sus influencias en la Junta y etc, etc… mi talento sobraba para esta ciudad.
Han pasado los años y su talento sigue llenando marquesinas del teatro oficialista, me río cuando supone ser un director de algo saludable. “El talento escondido no produce reputación.” (Erasmo De Rótterdam), en este caso creo, si produce espejismos.
La suerte y mi talento me hicieron sobrevivir a su talento.
Lo mismo ha pasado con algunos escritores quienes muchas veces suponen tener voz propia disparando contra aquellos, que aunque pequeña, la tienen propia. Al final son bufones itinerantes de cualquier grupo editorial.
El miedo-pánico por el que atraviesa la televisión local pertenece a sistemas partidaristas, nutriéndose de becarios para perseguir la noticia en forma de famosa, cuanto más impertinentes, aparentemente más eficaces. Hacen seriamente reflexionar en las fórmulas de la felicidad. Bien nos harían algunos internándose en el bosque de su búsqueda personal, contando una noticia donde ninguna verdad comercial llegue a acorralarla.
Dicen que el cine es memoria y la televisión olvido, no logro reponerme de los castings de la tele. De las caras zafias de sus jurados, de toda esta patraña para hacernos olvidar que podemos retroceder a la derecha, la Iglesia cristiana está contra los gays, las lesbianas, el aborto y todo lo que sea progreso. La familia nuclear es radiactiva, el euribor se ha disparado, los niños desaparecen de verdad, Zapatero promete, Rajoy amenaza. Hilary quiere un becario para vengarse corriéndose viva en la sala oval, un señor se ha cargado la banca francesa y los polos nos llenarán de agua hasta la cama.
Aún así, jamás pienso en triste, ni en blanco y negro. Ni escucho un himno donde se hace de la patria un emblema para discriminar, aunque esta ciudad siga amando a los cantantes mudos, los bailarines sin piernas, a los amantes sin alas.
“Existe algo mucho más escaso, fino y raro que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos.” (Albert Hubbard).
Richard Villalón
Sevilla, 29 de enero de 2008
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miércoles, 9 de enero de 2008
el diablo y los intrusos

En nochevieja escuché los primeros gemidos. La casa iluminada a tope adquirió un tinte lujurioso, mal satisfecho. Recordé a Loles aclarándome acerca del kéfir: “Es ladino, silencioso, provoca coagulaciones a su paso. Amargo y sensual, como George Clooney”. Compartimos la idea en su parecido con el matrimonio, por eso mismo acordamos, que el frío detiene tanto la vida, como la memoria detiene a la muerte. Me regaló el kéfir, con esa condición, nunca dejarlo en la nevera, cuidé de mi kéfir como un niño asombrado, no quería a nadie cerca de él. Loles me cae bien. Tiene glamour natural, una claridad pasmosa alumbra su laberinto
Mi matrimonio-kéfir tiene forma sibilina para hacerle frente a la vida, dejando que Dios nunca mate, aunque inevitablemente, oprima.
Algo pasaba en la cocina, había ruidos de sillas pesadas arrastrándose, la televisión se encendía sola, sin causa justificada, justo a la hora de las noticias. Olía a vinagre y llegué a especular un olor a espermatozoides.
Este fin de año pocos amigos llamaron. Nobuyo desde Japón me dio cábalas para evitar faltara riqueza, amor y deseo durante el año. “Tres tipos de arroces detrás de la puerta principal, una flor blanca arrojada al mar…”
Cuando vi por primera vez su cola, supuse la cola de la rata Facunda. Una rata del Ikea, compañera sentimental de mi gato psicópata. Cuanto más la quiere más la estrangula, la muerde encerrándola en sitios insospechados de la casa. Creí que Facunda había perdido la cola en un arrebato pasional .Quise rescatarla con la escoba, detrás de la nevera. Al tocarla sentí una mariposa destrozándose en mi estómago. Esa piel tan caliente me asustó, mi grito mudo quedó tatuado en la parte frontal del frigorífico. Los kéfires son unos hongos parecidos a la coliflor, provienen de la Rusia profunda. Popularmente le llaman búlgaros, los mejores son rumanos. Cuando esa cola me guió hasta la encimera encontré a mi kéfir hablando como loco, nada me hubiera hecho sospechar un diablo reducido a la imagen de un pobrecito hongo para cortar leche.
Pregunté temblando acerca de su aparición y él dijo que por suerte había caído en esta casa. Sabía que somos dos tíos casados (nueva familia) eso lo sobreponía algo en su pena. Aseguró balbuceando acerca de los tiempos cambiantes, si al menos le hubieran advertido de una Iglesia madre de todas las acciones obscenas, él se hubiera preparado hace siglos. Imposible creer de golpe y porrazo al Papa hablando hipnotizado ante miles de Peperos, vía canal digital ¿Cómo era permitido condenar sin ningún atisbo de piedad cristiana a las nuevas familias? Los riesgos de una iglesia caída en picada tenían ahora un solo demonio: El PSOE. “Tantos años hurgando en el corazón humano, metiendo tentaciones en la faz de la tierra, para que ahora un puñado de desaprensivos sean más malvados que yo mismo, Lucifer”. Según ellos, las nuevas familias llegaran a ser la gota que colme el vaso para derretir los polos, invadiéndonos todas las pestes del universo mencionadas en la Biblia. “¡Vaya papel trágico me ha tocado!”, contó acongojado. Solo tuve miedo del brillo de sus ojos cuando nombraba al Papa como el amo absoluto de toda confusión humana. Eso de que “el diablo harto de carne se metió a fraile” le sonaba ahora fuertemente en su conciencia. Había encontrado el escarmiento viendo como sus mejores enemigos se habían apropiado de sus acciones castigando sin cesar los actos del progreso social. “Cuando el diablo habla tiene licencia de Dios” y ahora él en esa forma triste de kéfir no sabia si Dios mismo se estaba ocupando de sus desesperadas palabras. Dios lo había abandonado poniendo ante si una iglesia fundamentalista, terca alrededor de su propio ombligo. “El diablo sólo tienta a aquel con quien ya cuenta” miles de personas alrededor de una plaza habían sido convocadas esta vez por la Iglesia para dinamitar una paz conseguida luego de siglos de persecuciones y actos malignos. Todos con diformismo sexual, es decir que no se puede diferenciar los sexos por fuera, todos con la derecha planteando el retroceso de la rueca del tiempo. Hablando de Dios para capturar votos. El rosario en el cuello, y el diablo en el cuerpo.
¡Pobre diablo! Aunque no tiene como mantenerse, ni alta como autónomo, ni paro de funcionario, le he dado cobijo. Lo único prohibido es hablar de las elecciones, él se enciende y me quema los muebles, solo por eso. Tomo yogurt todas las mañanas, alguna vez nuestros chistes acerca del cielo nos llevan a la realidad y mirándonos fijamente sabemos que en Roma saben perfectamente que “A quien Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.”
Richard Villalón
Sevilla, martes, 08 de enero de 2008
http://www.richardvillalon.com/
Mi matrimonio-kéfir tiene forma sibilina para hacerle frente a la vida, dejando que Dios nunca mate, aunque inevitablemente, oprima.
Algo pasaba en la cocina, había ruidos de sillas pesadas arrastrándose, la televisión se encendía sola, sin causa justificada, justo a la hora de las noticias. Olía a vinagre y llegué a especular un olor a espermatozoides.
Este fin de año pocos amigos llamaron. Nobuyo desde Japón me dio cábalas para evitar faltara riqueza, amor y deseo durante el año. “Tres tipos de arroces detrás de la puerta principal, una flor blanca arrojada al mar…”
Cuando vi por primera vez su cola, supuse la cola de la rata Facunda. Una rata del Ikea, compañera sentimental de mi gato psicópata. Cuanto más la quiere más la estrangula, la muerde encerrándola en sitios insospechados de la casa. Creí que Facunda había perdido la cola en un arrebato pasional .Quise rescatarla con la escoba, detrás de la nevera. Al tocarla sentí una mariposa destrozándose en mi estómago. Esa piel tan caliente me asustó, mi grito mudo quedó tatuado en la parte frontal del frigorífico. Los kéfires son unos hongos parecidos a la coliflor, provienen de la Rusia profunda. Popularmente le llaman búlgaros, los mejores son rumanos. Cuando esa cola me guió hasta la encimera encontré a mi kéfir hablando como loco, nada me hubiera hecho sospechar un diablo reducido a la imagen de un pobrecito hongo para cortar leche.
Pregunté temblando acerca de su aparición y él dijo que por suerte había caído en esta casa. Sabía que somos dos tíos casados (nueva familia) eso lo sobreponía algo en su pena. Aseguró balbuceando acerca de los tiempos cambiantes, si al menos le hubieran advertido de una Iglesia madre de todas las acciones obscenas, él se hubiera preparado hace siglos. Imposible creer de golpe y porrazo al Papa hablando hipnotizado ante miles de Peperos, vía canal digital ¿Cómo era permitido condenar sin ningún atisbo de piedad cristiana a las nuevas familias? Los riesgos de una iglesia caída en picada tenían ahora un solo demonio: El PSOE. “Tantos años hurgando en el corazón humano, metiendo tentaciones en la faz de la tierra, para que ahora un puñado de desaprensivos sean más malvados que yo mismo, Lucifer”. Según ellos, las nuevas familias llegaran a ser la gota que colme el vaso para derretir los polos, invadiéndonos todas las pestes del universo mencionadas en la Biblia. “¡Vaya papel trágico me ha tocado!”, contó acongojado. Solo tuve miedo del brillo de sus ojos cuando nombraba al Papa como el amo absoluto de toda confusión humana. Eso de que “el diablo harto de carne se metió a fraile” le sonaba ahora fuertemente en su conciencia. Había encontrado el escarmiento viendo como sus mejores enemigos se habían apropiado de sus acciones castigando sin cesar los actos del progreso social. “Cuando el diablo habla tiene licencia de Dios” y ahora él en esa forma triste de kéfir no sabia si Dios mismo se estaba ocupando de sus desesperadas palabras. Dios lo había abandonado poniendo ante si una iglesia fundamentalista, terca alrededor de su propio ombligo. “El diablo sólo tienta a aquel con quien ya cuenta” miles de personas alrededor de una plaza habían sido convocadas esta vez por la Iglesia para dinamitar una paz conseguida luego de siglos de persecuciones y actos malignos. Todos con diformismo sexual, es decir que no se puede diferenciar los sexos por fuera, todos con la derecha planteando el retroceso de la rueca del tiempo. Hablando de Dios para capturar votos. El rosario en el cuello, y el diablo en el cuerpo.
¡Pobre diablo! Aunque no tiene como mantenerse, ni alta como autónomo, ni paro de funcionario, le he dado cobijo. Lo único prohibido es hablar de las elecciones, él se enciende y me quema los muebles, solo por eso. Tomo yogurt todas las mañanas, alguna vez nuestros chistes acerca del cielo nos llevan a la realidad y mirándonos fijamente sabemos que en Roma saben perfectamente que “A quien Dios no le da hijos el diablo le da sobrinos.”
Richard Villalón
Sevilla, martes, 08 de enero de 2008
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viernes, 14 de diciembre de 2007
El Rey Rapaz

Mis rodillas olían raro, la barba terminaba llena de caramelos o pintada de témperas. Papa Noel es el paño de lágrimas de muchos. En Sevilla es un ser algo despreciado, con poca credibilidad, desprestigiado. Usando este argumento dejé ese oficio fijo de Diciembre. Me negué a seguir recibiendo deseos secretos e inaccesibles. Me puse folklórico radical. Los Reyes Magos son más de aquí, aunque vienen del extranjero, ya son siglos, nadie dice ni “mu” con respecto a su origen.
La primera Navidad disfrazado de Gaspar, reconocí: “El ídolo es el rey Baltasar, por negro.” Su fama hubiera servido de camuflaje para mis robos, la mejor forma de esconderse es haciéndose público y famoso. Nadie sospecharía de un rey tan llamativo. Pero en fin, no me animé y Gaspar acabé siendo.
Robé; mi corazón tenía todas las campanadas del planeta almacenadas en su raíz torcida a fondo. Robé, tengo niños, las ilusiones inquietan más cuando no se llegan a cumplir.
Uno se hunde por el peso mismo de los sueños postergados, con los años, acaban siendo una bomba de relojería. Química perfecta donde el odio es su carga efectiva.
Robar para los pobres es un slogan de la realidad .Los pobres más conocidos, allegados hasta la saciedad, éramos nosotros mismos. Sabíamos nuestras hambres de memoria, el camino sigiloso donde cursa el río del fracaso persistente.
Después del primer robo llegué a casa tiritando, bajo la capa del miedo recién estrenado. Mis niños se volvieron locos con tanto juguete, mi mujer accedió a creer en los milagros. Guiñó un ojo, medio coja con sus zapatillas húmedas de esperar. Riendo enloquecida, igual a la primera vez que vimos luz en la portada de la Feria.
Todo el año buscando trabajo, para acabar resignado con un número en la frente y mil escaparates bailando un baile donde tú eres el único quieto. Un personaje tramando siempre el salto, sin alas para elevarse. Cualquier pobreza es radicalmente dura, peor que un turrón añejo.
Robar no es bueno, aunque me disfrazo de Gaspar adormeciendo por unos días mi pena. Un Nolotil contra el dolor de la realidad. Un rey marcado con la carta del sino malo.
Mi padre jamás fue temerario, ponía la otra mejilla. Mi madre servia en casa de señoritos sevillanos, con suerte, nos dejaban los restos de su cena y polvorones de años anteriores .La felicidad huye espantada ante cualquier fecha de caducidad. Nosotros teníamos alma de yogurt, ojos brillantes como lata, una espera feroz tragándonos a medias.
La Navidad trae eso, pone a cada cual en su sitio. Sentir la vida pasar, acabar siendo la marioneta estrangulada por genuinos hilos.
Al principio el miedo pedía más .Cada año la televisión dispara sus flechas envenenadas, tú nadas en la nada de no traer nada, un naufragio caro en los quimeras de tus hijos. No soy delincuente, soy delineante de un mapa pintado a fuerza de soportar. Vivir es tridimensional, nunca tan plano como buscan que aprendamos a jugar.
Cuando llamaron del Ayuntamiento diciéndome que podía limpiar calles, nada mas abrí la nave donde hacen la caravana de Reyes, sustraje el traje.
Un monólogo insólito hizo rogarle a Dios usar su sordera unos días más. Mis plegarias, mis promesas durante el año habían chocado contra su trajinar alborotado. Era la razón por la cual el desempleo me duraba tantos años. Sé perfectamente que mis lagrimones le conmueven, mi mirada fija al cielo raso lo pondría tenso en su cielo de verdad.
Dios no es malo pero se rodea de gente que lo hace santo. Quien te alaba acaba deformándote. Terrible tropa disfrazada prometiendo una vida mejor a otros, esperando, envueltos como capullos en la voz del silencio .Indefensos ante sus promesas partidistas, ocultando sus garras para mejor momento. No conozco a ningún político vagando por los pasillos del cielo. Incluso el buen ladrón con su labia, convenció al mundo de su fe. Ese sabía usar los medios para llegar al fin.
Cuando entré por primera vez en los grandes almacenes, me puse a recoger los juguetes fríamente. Nadie sospechó de mi primer atraco, es más, los mismos empleados ayudaron a Gaspar a llenar sus sacos, me pusieron todo en la furgoneta .Cuando llegué al primer kilómetro recorrido pude respirar, me entraron una risas espantosas ,crueles conmigo mismo. Como todo placer, mitad miedo, mitad asombro.
La policía aun no ha dado conmigo .Estaría bueno revisaran a todos los Santos Reyes en estas fechas, seria vergonzoso ver a sus majestades pasar por el arco de pitar cada vez que entraran en una gran superficie.
Vivo de esto hace tres años, no me arrepiento.
Busco llevar regalos a mis hijos, a otros niños del barrio. Odio a Robin Hood, amo a Ali Babá .Oriente trae los grandes presagios, nadie imaginaría un rey robando en vez de repartir. Ahora escribiendo estos papeles, quiero que esta carta llegue a los verdaderos Reyes, disculpen si acaso en algo los ofendo. Ya sé que ellos tienen incienso, mirra, oro y plata. En estos tiempos desde su trono de Oriente suben los precios del petróleo. Ganan para comprarse varios futbolistas con una tarjeta platinada.
“Queridos Reyes hago todo esto para engañar a la verdad inflingida sin haber pecado.
De tiempo en tiempo mi pobreza asoma su hocico cada vez que me acerco a Diciembre. No quiero encallar la patera de mi vida. Explíquenle a Dios los motivos de mi resistencia. No quiero ser uno más, me aterra esa ciencia. Creo me volví loco cuando confundí a Lenin con Lennon. Cuando la justicia acabó siendo pretexto para coleccionar seres correctísimos.
Si me detienen, quiero al menos a mis hijos sonriendo. Lejos de la vergüenza con que se excusan los cobardes. Enterándose de mi odio cuando fui Santa Claus, cuando mis rodillas apestaban a pedos y orines…y mi barba farsante traía olor a castañas asadas.”
Richard Villalón
12 de diciembre de 2007
www.richardvillalon.com
La primera Navidad disfrazado de Gaspar, reconocí: “El ídolo es el rey Baltasar, por negro.” Su fama hubiera servido de camuflaje para mis robos, la mejor forma de esconderse es haciéndose público y famoso. Nadie sospecharía de un rey tan llamativo. Pero en fin, no me animé y Gaspar acabé siendo.
Robé; mi corazón tenía todas las campanadas del planeta almacenadas en su raíz torcida a fondo. Robé, tengo niños, las ilusiones inquietan más cuando no se llegan a cumplir.
Uno se hunde por el peso mismo de los sueños postergados, con los años, acaban siendo una bomba de relojería. Química perfecta donde el odio es su carga efectiva.
Robar para los pobres es un slogan de la realidad .Los pobres más conocidos, allegados hasta la saciedad, éramos nosotros mismos. Sabíamos nuestras hambres de memoria, el camino sigiloso donde cursa el río del fracaso persistente.
Después del primer robo llegué a casa tiritando, bajo la capa del miedo recién estrenado. Mis niños se volvieron locos con tanto juguete, mi mujer accedió a creer en los milagros. Guiñó un ojo, medio coja con sus zapatillas húmedas de esperar. Riendo enloquecida, igual a la primera vez que vimos luz en la portada de la Feria.
Todo el año buscando trabajo, para acabar resignado con un número en la frente y mil escaparates bailando un baile donde tú eres el único quieto. Un personaje tramando siempre el salto, sin alas para elevarse. Cualquier pobreza es radicalmente dura, peor que un turrón añejo.
Robar no es bueno, aunque me disfrazo de Gaspar adormeciendo por unos días mi pena. Un Nolotil contra el dolor de la realidad. Un rey marcado con la carta del sino malo.
Mi padre jamás fue temerario, ponía la otra mejilla. Mi madre servia en casa de señoritos sevillanos, con suerte, nos dejaban los restos de su cena y polvorones de años anteriores .La felicidad huye espantada ante cualquier fecha de caducidad. Nosotros teníamos alma de yogurt, ojos brillantes como lata, una espera feroz tragándonos a medias.
La Navidad trae eso, pone a cada cual en su sitio. Sentir la vida pasar, acabar siendo la marioneta estrangulada por genuinos hilos.
Al principio el miedo pedía más .Cada año la televisión dispara sus flechas envenenadas, tú nadas en la nada de no traer nada, un naufragio caro en los quimeras de tus hijos. No soy delincuente, soy delineante de un mapa pintado a fuerza de soportar. Vivir es tridimensional, nunca tan plano como buscan que aprendamos a jugar.
Cuando llamaron del Ayuntamiento diciéndome que podía limpiar calles, nada mas abrí la nave donde hacen la caravana de Reyes, sustraje el traje.
Un monólogo insólito hizo rogarle a Dios usar su sordera unos días más. Mis plegarias, mis promesas durante el año habían chocado contra su trajinar alborotado. Era la razón por la cual el desempleo me duraba tantos años. Sé perfectamente que mis lagrimones le conmueven, mi mirada fija al cielo raso lo pondría tenso en su cielo de verdad.
Dios no es malo pero se rodea de gente que lo hace santo. Quien te alaba acaba deformándote. Terrible tropa disfrazada prometiendo una vida mejor a otros, esperando, envueltos como capullos en la voz del silencio .Indefensos ante sus promesas partidistas, ocultando sus garras para mejor momento. No conozco a ningún político vagando por los pasillos del cielo. Incluso el buen ladrón con su labia, convenció al mundo de su fe. Ese sabía usar los medios para llegar al fin.
Cuando entré por primera vez en los grandes almacenes, me puse a recoger los juguetes fríamente. Nadie sospechó de mi primer atraco, es más, los mismos empleados ayudaron a Gaspar a llenar sus sacos, me pusieron todo en la furgoneta .Cuando llegué al primer kilómetro recorrido pude respirar, me entraron una risas espantosas ,crueles conmigo mismo. Como todo placer, mitad miedo, mitad asombro.
La policía aun no ha dado conmigo .Estaría bueno revisaran a todos los Santos Reyes en estas fechas, seria vergonzoso ver a sus majestades pasar por el arco de pitar cada vez que entraran en una gran superficie.
Vivo de esto hace tres años, no me arrepiento.
Busco llevar regalos a mis hijos, a otros niños del barrio. Odio a Robin Hood, amo a Ali Babá .Oriente trae los grandes presagios, nadie imaginaría un rey robando en vez de repartir. Ahora escribiendo estos papeles, quiero que esta carta llegue a los verdaderos Reyes, disculpen si acaso en algo los ofendo. Ya sé que ellos tienen incienso, mirra, oro y plata. En estos tiempos desde su trono de Oriente suben los precios del petróleo. Ganan para comprarse varios futbolistas con una tarjeta platinada.
“Queridos Reyes hago todo esto para engañar a la verdad inflingida sin haber pecado.
De tiempo en tiempo mi pobreza asoma su hocico cada vez que me acerco a Diciembre. No quiero encallar la patera de mi vida. Explíquenle a Dios los motivos de mi resistencia. No quiero ser uno más, me aterra esa ciencia. Creo me volví loco cuando confundí a Lenin con Lennon. Cuando la justicia acabó siendo pretexto para coleccionar seres correctísimos.
Si me detienen, quiero al menos a mis hijos sonriendo. Lejos de la vergüenza con que se excusan los cobardes. Enterándose de mi odio cuando fui Santa Claus, cuando mis rodillas apestaban a pedos y orines…y mi barba farsante traía olor a castañas asadas.”
Richard Villalón
12 de diciembre de 2007
www.richardvillalon.com
lunes, 26 de noviembre de 2007
sábado, 17 de noviembre de 2007
La Monja Caníbal

El camino al cielo pasa por el estómago.
Hay hombres cargando su destino en las líneas de la mano. Unos saben a vino de barco, otros a carreteras circunvalando volcanes, hay hombres con sabor a sal.
Cuando quise casarme con Dios sospeché acerca de su sabor. ¿A qué sabrá Dios?
La gente se ríe de nosotras asegurando: “Las monjas se casan con Dios porque no hay Dios que se case con ellas”. A mi me tocó un matrimonio con familiares felices, una iglesia de pueblo sevillana y muchas primas quietas en una fotografía, usada para encender fuego, años después .Cada mañana en el convento, al escuchar a las hermanas cantando, sentía una especie de asfixia elemental. ¿A donde van esas canciones si la cúpula del claustro esta cerrada? Sellada en cruz, como la cáscara de un huevo.
¿Cómo podía ser útil a la humanidad? Mis pasos seguían el sendero sonámbulo de las hormigas cuando no hay nada para cargar. La paciencia nunca sirve cuando el resultado es improductivo. Esperé calladamente, me azoté lo necesario, subí por las paredes… Algunas tardes una mariposa helada abría mi ombligo, bebiéndose un néctar amargo, fruto del padecimiento vital. Quería servir, solo servir, mis acciones no acabarían en el abrir y cerrar de un libro. Mi alma tenía deseos de saciar otra sed. Llegue a pensar en el martirio de Cristo, era la forma de ayudarlo a no sufrir, pagaría su sacrificio. Penando a oscuras, sin reposo, estática y frágil. El más terrible tormento es no hacer nada. Pregúntenle al INEM.
La madre superiora cuando supo de mi salida a la Isla de Pascua cerró los labios y abrió los ojos, reculando hacia el centro de su angustia. Su silencio aún me persigue, cuando retrocedo en el vídeo de mi vida.
Luego de mil situaciones absurdas llegué a la Isla, encontré estatuas tensas, medio bizcas. Ojeando el final del mundo. Un paraíso dudoso lleno de vacilaciones entre ser sólo alma o sólo cuerpo, aquel universo siempre expuesto al peligro del desenfreno. Mujeres tatuadas, hombres expertos .Pájaros cantando, espantando a los Dioses que vociferaban en la voz del viento. Sucedía así el misterio perfecto. Su felicidad carecía de risas, los niños subidos a tortugas disparaban piedras volcánicas en los ojos del agua. Cada noche había una fiesta donde cambiaban de nombre las cosas y terminaban cambiándose ellos mismos. Hombres en mujeres, mujeres en algas. Los viejos saltaban como jóvenes, los jóvenes balbuceaban como bebés. Los niños desaparecían entre la humareda del incienso.
Al terminar mi primer invierno concebí un Dios único y perenne .Los hombres construyen por su necesidad una imagen para sopesar su bien y su mal. Los Dioses de la Isla de Pascua no sabían del Rocío, de la Inmaculada Concepción o Lourdes. Su gente peregrinaba dejando manjares a sus pies cada primavera marcada como fiesta.
En una de esas celebraciones por fin entendí el infinito. “La carne de tu madre se me queda pegada entre los dientes.”Sonó detonante el insulto. Asustados, espantados cada cual se refugió donde pudo. Los dos implicados quedaron enfrentados a la luz del fuego, comenzando una lucha, acabando con una muerte.
El silencio amparó la imagen, desgarradora y triste. Saliendo de sus escondrijos aparecieron los demás. Destajaron el cadáver, se lo comieron sin plantearse la mejor parte de su mitad. Me invitaron una oreja, allí comprendí al sabio del pueblo cuando aseguró en un ocaso: “Me gusta la humanidad”.
Primero fueron nauseas, después alcance a saborear. Las orejas guardan como en un CD lo mejor de lo escuchado en toda una existencia…
Así fueron mis inicios, vinieron festividades interminables, acabe confundiéndome entre ellos para no morirme de soledad. Regresé a Sevilla por una enfermedad, nunca hubiese vuelto por mi misma. Habían pasado años. Mi apetito nunca saciado comenzó a recibir gente desdichada, devorándolos con amor. Comí algunos gitanos, son agridulces como el sabor de su suerte. Los negros son duros, algo picantes, nunca indigestos. Los chinos saben a jengibre, a tormenta en alta mar. Los blancos tienen gusto a temor…
Las demás monjas me creen santa, libro a todos del dolor.
Los huesos secos son como almendras, los convierto en turrón.
Los caníbales preferimos a los que carecen de espina dorsal.
Me como a todos, liberando en mi tentación…su corazón.
Richard Villalón
14 de noviembre de 2007
http://www.richardvillalon.com/
Hay hombres cargando su destino en las líneas de la mano. Unos saben a vino de barco, otros a carreteras circunvalando volcanes, hay hombres con sabor a sal.
Cuando quise casarme con Dios sospeché acerca de su sabor. ¿A qué sabrá Dios?
La gente se ríe de nosotras asegurando: “Las monjas se casan con Dios porque no hay Dios que se case con ellas”. A mi me tocó un matrimonio con familiares felices, una iglesia de pueblo sevillana y muchas primas quietas en una fotografía, usada para encender fuego, años después .Cada mañana en el convento, al escuchar a las hermanas cantando, sentía una especie de asfixia elemental. ¿A donde van esas canciones si la cúpula del claustro esta cerrada? Sellada en cruz, como la cáscara de un huevo.
¿Cómo podía ser útil a la humanidad? Mis pasos seguían el sendero sonámbulo de las hormigas cuando no hay nada para cargar. La paciencia nunca sirve cuando el resultado es improductivo. Esperé calladamente, me azoté lo necesario, subí por las paredes… Algunas tardes una mariposa helada abría mi ombligo, bebiéndose un néctar amargo, fruto del padecimiento vital. Quería servir, solo servir, mis acciones no acabarían en el abrir y cerrar de un libro. Mi alma tenía deseos de saciar otra sed. Llegue a pensar en el martirio de Cristo, era la forma de ayudarlo a no sufrir, pagaría su sacrificio. Penando a oscuras, sin reposo, estática y frágil. El más terrible tormento es no hacer nada. Pregúntenle al INEM.
La madre superiora cuando supo de mi salida a la Isla de Pascua cerró los labios y abrió los ojos, reculando hacia el centro de su angustia. Su silencio aún me persigue, cuando retrocedo en el vídeo de mi vida.
Luego de mil situaciones absurdas llegué a la Isla, encontré estatuas tensas, medio bizcas. Ojeando el final del mundo. Un paraíso dudoso lleno de vacilaciones entre ser sólo alma o sólo cuerpo, aquel universo siempre expuesto al peligro del desenfreno. Mujeres tatuadas, hombres expertos .Pájaros cantando, espantando a los Dioses que vociferaban en la voz del viento. Sucedía así el misterio perfecto. Su felicidad carecía de risas, los niños subidos a tortugas disparaban piedras volcánicas en los ojos del agua. Cada noche había una fiesta donde cambiaban de nombre las cosas y terminaban cambiándose ellos mismos. Hombres en mujeres, mujeres en algas. Los viejos saltaban como jóvenes, los jóvenes balbuceaban como bebés. Los niños desaparecían entre la humareda del incienso.
Al terminar mi primer invierno concebí un Dios único y perenne .Los hombres construyen por su necesidad una imagen para sopesar su bien y su mal. Los Dioses de la Isla de Pascua no sabían del Rocío, de la Inmaculada Concepción o Lourdes. Su gente peregrinaba dejando manjares a sus pies cada primavera marcada como fiesta.
En una de esas celebraciones por fin entendí el infinito. “La carne de tu madre se me queda pegada entre los dientes.”Sonó detonante el insulto. Asustados, espantados cada cual se refugió donde pudo. Los dos implicados quedaron enfrentados a la luz del fuego, comenzando una lucha, acabando con una muerte.
El silencio amparó la imagen, desgarradora y triste. Saliendo de sus escondrijos aparecieron los demás. Destajaron el cadáver, se lo comieron sin plantearse la mejor parte de su mitad. Me invitaron una oreja, allí comprendí al sabio del pueblo cuando aseguró en un ocaso: “Me gusta la humanidad”.
Primero fueron nauseas, después alcance a saborear. Las orejas guardan como en un CD lo mejor de lo escuchado en toda una existencia…
Así fueron mis inicios, vinieron festividades interminables, acabe confundiéndome entre ellos para no morirme de soledad. Regresé a Sevilla por una enfermedad, nunca hubiese vuelto por mi misma. Habían pasado años. Mi apetito nunca saciado comenzó a recibir gente desdichada, devorándolos con amor. Comí algunos gitanos, son agridulces como el sabor de su suerte. Los negros son duros, algo picantes, nunca indigestos. Los chinos saben a jengibre, a tormenta en alta mar. Los blancos tienen gusto a temor…
Las demás monjas me creen santa, libro a todos del dolor.
Los huesos secos son como almendras, los convierto en turrón.
Los caníbales preferimos a los que carecen de espina dorsal.
Me como a todos, liberando en mi tentación…su corazón.
Richard Villalón
14 de noviembre de 2007
http://www.richardvillalon.com/
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